hoja de ruta

Ignacio Martínez

Todo sigue igual

LOS congresillos provinciales para elegir delegados al XII Congreso del PSOE andaluz se han saldado con grandes victorias del aparato regional, menos en Jaén. Normal. El aparato siempre gana, con el apoyo decisivo del Gobierno de la Junta. Faltan los congresos de Cádiz y Córdoba. Estoy en desacuerdo con la teoría del régimen, según la cual el PSOE de Andalucía se ha mantenido 30 años en el poder con el mismo método que el PRI en México durante el doble de tiempo. No. Aquí ha habido alternancia en todos los ayuntamientos de las capitales y grandes ciudades y en diputaciones. Así que régimen no. Por el contrario, es chocante la identificación entre el Partido Socialista y la Administración autonómica.

Ahora mismo, sin ir más lejos, es dudosamente democrático que se elijan delegados al congreso regional y a los provinciales antes de designar cientos de puestos en las delegaciones del Gobierno autonómico. Se ha elegido a los compromisarios para los congresos provinciales dos meses antes. Y se han retrasado los nombramientos en la estructura periférica de la Junta. Eso no es casual. Hay algo de escasamente democrático en que el secretario regional del PSOE vaya a Málaga a decir en un foro cívico que el actual secretario local es su hombre. Lo hace el mismo día que se empiezan a votar los delegados a los congresos. El que habla es visto por los centenares de asistentes como el gran colocador, el hombre de cuya voluntad dependen promociones o destituciones en cargos y puestos de la Administración.

Se da la circunstancia perversa de que los secretarios provinciales del PSOE deciden quienes son los delegados de las consejerías y los demás nombramientos. Son los jefes. El actual presidente de la Junta no ha cambiado ese sistema en tres años. Hace pocos meses Josefina Cruz debió emplearse a fondo para evitar que el partido le cesara a su delegado en Córdoba. Ahora se acuña para el congreso de Almería un bonito eslogan: la reinvención del partido. Me declaro escéptico. No se conoce una organización política que se haya renovado permaneciendo en el poder. El partido sólo se ha impuesto a los presidentes de la Junta cuando tenía apoyo aéreo, con el guerrismo al mando y el PSOE en el Gobierno. Le pasó a Escuredo, a Borbolla y a Chaves al principio. La debilidad de Almunia, Zapatero y Rubalcaba, especialmente cuando estaban en la oposición, permitió en Andalucía unir partido y Gobierno, hasta confundirlos.

En estas circunstancias, el 35% de votos en Sevilla para los críticos es un resultado estratosférico. El 22,42% de Málaga, más discreto, también es meritorio, contra el primo de Zumosol y sus amigos locales. La pugna es muy desigual entre quienes tocan el corazón de sus compañeros con sus ideas socialistas y los que les pueden tocar la nómina. ¿Reinvención? Más bien parece que todo sigue igual.

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