El calor y las altas temperaturas del mes de agosto están dejando en la provincia su desértica huella. Granadinos y turistas huyen de las principales calles de la urbe de Granada en dirección a las playas o a las piscinas buscando un alivio a los altos mercurios que azotan estos días de verano la ciudad. Y mientras unos y otros disfrutan de las olas, de la montaña, de los hoteles y de las escapadas más refrescantes, las calles de Granada descansan en silencio, esperando a que sus habituales regresen a ellas y las despierten de su letargo estival.
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