TV-Comunicación

Honores para Concha

  • La actriz recibira el Premio a Toda una Vida

En Hollywood sería una diosa y nadie estaría en condiciones de alcanzar su abanico interpretatativo y su calidad en todos los registros. Estrella del cine y del teatro, Concepción Velasco (Valladolid, 1939) ha hecho de todo-todo en la tele. Fue una soberbia Santa Teresa de Jesús, una de esas grandes miniseries que dejaron de hacerse, dirigida por Josefina Molina, o mucho más recientemente, la perversa Carmen Orozco del exceso de Herederos o la última gran producción rodada en cine de la pública, Las cerezas del cementerio. Y también fue capaz de conducir aquellos maratones de Nochevieja en la TVE de los 80, protagonizar revista en La comedia musical española, presentar concursos o espectáculos interminables en la noche de los sábados. Lo que sea. Incluso el Sorpresa, sorpresa. Ella y el equipo de Giorgio Aresu, en 1999, tuvieron que comparecer para negar lo del perrito Ricky. Fue la primera vez que en este país hubo que desmentir un bulo en rueda de prensa.

Ella fue el primer gran fichaje de una cadena privada, cuando la Telecinco de Lazarov le puso 500 millones de pesetas sobre la mesa para presentar 250 programas, aquellos concursetes de Queridos padres. Así salvó una vez más la economía familiar, que después pasó a los programas del corazón por culpa del tarambana de su ex. Concha fue la primera Doña Inés de lujo en el teatro televisado, en un Estudio 1 con mayúsculas con Paco Rabal de don Juan, dirigidos por Pérez Puig. ¿Alguien es capaz de cuestionar por qué la Academia de TV la ha distinguido con el Premio a Toda una Vida?

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