La Semana Santa también huele a dulce. A azúcar cocinada, a leche hirviendo a harina y a pan. Toda esa nube que te transporta fuera del cuerpo y te lleva a aterrizar a una cocina de la infancia. Fogones, paquetes de azúcar y mucha gente en una cocina o salón, según el momento de la receta, liando roscos o pestiños. Ese es el recuerdo de muchos y, para otros, también es presente. Muchas familias siguen encontrándose para hacer los roscos de Semana Santa, pestiños, torrijas o buñuelos, entre otros dulces típicamente relacionados con estas fechas.

Granada en la semana de Pasión es muchas cosas. También gastronomía típica y encuentros en torno a la cocina, "como de toda la vida". Aunque las confiterías y pastelerías también las confeccionan y hacen su 'agosto' en primavera, es normal ver platos azucarados en todas las mesas desde unos días antes de que dé comienzo y varios días después, "hasta que se acaben". Aquí encontrarás el trío más célebre y tradicional de las mesas granadinas: 

Roscos

Elaborados a base de una masa con ajonjoli que luego ha de freírse en aceite muy caliente para que no se pierda la forma, es un clásico entre los clásicos. El rosco, una vez frito se emborriza con azúcar, lo que hace que explote el sabor en boca a causa del contraste con la masa. 

Torrijas

Las más populares y también más fáciles de hacer, las torrijas son un 'must' de la Semana Santa granadina, aunque también de otras latitudes. Mojando rebanadas de buen pan en leche para freírse después en aceite y cubrirse de azúcar, son la delicia de todos, sobre todo los más pequeños.

Pestiños

Los pestiños tienen una elaboración muy parecida a la de los roscos, aunque al final quedan con una textura algo más dura ya que tienen menos masa y al freír, se endurecen más. El resultado es un sabroso lacito cubierto de azúcar. Es otro símbolo que puede verse en la mayoría de confiterías de Granada en Semana Santa.