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Irán cierra la campaña para las presidenciales sin un claro favorito

  • Los sondeos, que no son muy fiables, dan como vencedor al actual presidente, el ultraconservador Ahmadineyad · El mandatario ha cimentado su estrategia en acusar de corrupción a los reformistas

Decenas de miles de iraníes se lanzaron ayer a las calles para cerrar la campaña electoral, que concluye sin un claro favorito y con el electorado dividido entre quienes apoyan al presidente, Mahmud Ahmadineyad, y aquellos que simplemente no quieren que repita.

Ni la lluvia que cayó con fuerza durante toda la tarde amilanó a los teheraníes, que un día más aprovecharon la mayor libertad que concede el proceso electoral para dar rienda a su alegría.

"Necesitamos un cambio. Ha llegado el momento de que podamos salir con mayor libertad a la calle con nuestros amigos como ahora", explicó una profesora de 32 años en la avenida Niavarán, en el norte de Teherán. Cubierta con un hiyab (pañuelo) verde esperanza -color adoptado por los seguidores del pro reformista Mir Husein Mousavi-, aseguró que aunque el ex primer ministro no triunfe, nadie podrá ya reprimir "el movimiento" desatado por la juventud iraní.

Más al sur, en los barrios más empobrecidos, decenas de miles de seguidores de Ahmadineyad volvieron a tomar las principales arterias y a colapsar el tráfico, como ya sucedió hace dos días.

Envueltos en los colores rojo, blanco y verde de la bandera de Irán, que el mandatario ha adoptado como símbolo, clamaban contra los candidatos reformistas, a los que acusan de mentir y tratar de corromper el país.

"Ahmadineyad es un hombre del pueblo, ha trabajado para el pueblo y no se ha enriquecido como otros", explicó Husein Hamakdian entre un gentío que al ocaso había tomado la emblemática y céntrica calle Enguelab.

A escasas 48 horas de los comicios, pocos aventuraban un pronóstico, ya que todo apunta a un resultado muy apretado que podría desembocar en una segunda vuelta.

En un país donde los sondeos no son fiables, las previsiones dan como favorito al presidente ultraconservador, seguido muy de cerca por el independiente pro reformista, Mousavi, y a mayor distancia el también reformista Mehdi Karrubi y el conservador Mohsen Rezai.

La presencia de cuatro candidatos dificulta que uno de ellos pueda lograr más del 50% de los votos emitidos y válidos que se exige para ser proclamado presidente en la primera vuelta. Todo dependerá, no obstante, del índice de participación, que según las autoridades "será récord".

Ahmadineyad, que podría convertirse en el primer presidente de la historia reciente de Irán en no repetir mandato, cerró ayer la campaña con un multitudinario mitin en la Universidad Sharif de Teherán, en la que volvió a lanzar ataques personales contra sus rivales. El mandatario ha cimentado su estrategia en la última semana en acusaciones contra el ex presidente, Hachemi Rafsanyani, al que en una arriesgada táctica sin precedentes ha acusado de corrupción. Además, aseguró que tanto Rafsanyani -uno de los hombres más ricos y poderosos de Irán- como su sucesor, el reformista Mohamed Jatami, y el ex primer ministro Mousavi han formado "un triunvirato" para derrocar su Gobierno.

Tanto Mousavi como Karrubi han amenazado con destapar los posibles casos de corrupción del Gobierno de Ahmadineyad si resultan elegidos.

"Ese tipo de insultos y acusaciones contra el Gobierno son una copia de los métodos de Hitler, repiten mentiras y falsas acusaciones. Ahmadineyad no es el objetivo, sino la riqueza de la nación", afirmó.

Las alegaciones de Ahmadineyad, que han terminado de fracturar política y socialmente el país, y el contraataque de sus rivales han obligado al Poder Judicial a advertir que este cruce de acusaciones puede constituir delito.

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