Análisis

Francisco González

Profesor de la Universidad de Granada

Hasta las narices con la Toma

Que se vayan a celebrar a otro sitio lo de la unidad de España y nos dejen con nuestra Toma

Lo diré claro: estoy hasta bastante más debajo de las narices con el tema de la Toma. Sí, esa fiesta local, localísima, que en la última década se empeñan por la derecha y por la izquierda, en hacerla protagonista de portadas y declaraciones en los primeros días del año. Será que no hay otra cosa que hablar en la resaca de primero de año.

Hasta donde yo recuerdo, primeros años 1980, aquello era un evento local, hasta podría decirles cateto, vamos la fiesta local de una capital de provincia que iba perdiendo protagonismo en la Andalucía que se había ganado a pulso su estatuto. Una fiesta local con un protocolo que actualizó y/o modificó el alcalde Antonio Jara (alcalde del PSOE desde 1979 a 1991) y que mantuvo Jesús Quero (1991 a 1995, con el apoyo por entonces de Izquierda Unida) y que tampoco cambió José Moratalla (1999 a 2003, con el apoyo de la todavía llamada Izquierda Unida y una cosa que ya no existe que era el Partido de Valenzuela, digo los andalucistas, no sé si aquellos mismos que cambiaron la Alcaldía de Granada por la de Sevilla tras las primeras elecciones municipales de abril de 1979).

No es recuerdo personal, está publicado por nuestro Ayuntamiento, en loa a su alcalde Antonio Jara Andreu: "Las fiestas tradicionales de la ciudad se potencian y recuperan en todo su esplendor y contexto histórico. La Toma, San Cecilio y la Conmemoración del Descubrimiento de América" (página 30 del libro-catálogo de Granada Universal y Nuestra: Exposición Municipal Granada 87, publicado con reseña. D.L. Gr.237-1987).

Y es que hay que tener memoria, o mejor dicho acordarse de las cosas cuando viene a cuento.

A cuento de qué se acuerdan tanto de Granada los políticos de la derecha, dígame usted señora Aguirre, cuando a esta ciudad se la viene ninguneando en la inversión estatal en aeropuertos, por no citar el bochornoso espectáculo del tren, que llamarlo AVE es para reírse por no llorar, o en carreteras. Nos acordamos de los más de 20 años que han tardado en hacer una autovía digna hasta la Costa (con gobiernos de todos los colores).

No han sido los granadinos, éramos pocos y con mucho frío, que íbamos a contemplar la tremola los que les hemos dado ningún significado ni de humillación ni de nada parecido a ese acto. Simplemente recordábamos, y queremos recordar, un hecho histórico. La rendición de la ciudad a los Reyes Católicos en virtud de unas capitulaciones. Era un dos de enero, como podría haber sido en otras fechas antes o después ya que la derrota de Boabdil era un hecho desde meses atrás. Protestemos porque las condiciones de esa rendición se las pasaron luego por los forros esos Reyes, protestemos por la intransigencia religiosa, por la quema de libros y por todo lo que quieran, pero dejemos de fastidiar la fiesta local que solo representa, al menos para mí y creo que para muchos, recordar que ese día Granada se incorporaba a las coronas de Castilla y Aragón, y a la Europa que se gestaba por entonces. La Europa del Renacimiento, y al mundo que se ampliaría de una forma prodigiosa con el descubrimiento que llegaría en ese mismo año. No nombro a España, porque por entonces seguíamos teniendo a los reinos de Castilla y Aragón (por cierto con sus condados catalanes) y todavía estaba Navarra por libre hasta años después.

Vamos que se vayan a celebrar a otro sitio lo de la unidad de España y nos dejen a los granadinos con nuestra Toma, que no celebramos nada más que una fiesta local. Que se vayan, por ejemplo, a Santiago de Compostela o a Santiago de Chile o a Santiago de Cuba por tener como nombre y santo a un señor que se representa matando a moros y gritando algo de cerrar las Españas. Que protesten por tener como patrón del país a tal modelo de intolerancia o que pidan fiestas alternativas por esos y otros lares. Aquí, en esta tierra perdida del sur, dejada de aviones, olvidada de trenes y casi de buses, lo único que queremos es gritar: ¡Viva España, el Rey (o el que mande), Andalucía y Granada! ¿Tanto molesta a unos y otros? Ojalá se preocuparan tanto por otras cosas que nos pasan y que se merecen más portadas, preocupaciones y movilizaciones.

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