Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Emoción electoral

Ahora las campañas se han trasladado a Internet, la tele y la manipulación calculada de las audiencias

En pleno verano y pendientes de las encuestas. Como si de una carrera de galgos o un combate de boxeo se tratara, así nos tienen de atentos los políticos de uno y otro signo a este asalto a la Moncloa en el que día a día, entre encierro de San Fermín y anuncio de rebaja de última hora en los vuelos para las vacaciones, vibramos con las ofertas de los vendedores de ilusiones futuras que son estos Feijóo, Sánchez, Abascal o Yolanda Díaz, gente más o menos seria convertida durante unas semanas en charlatanes de feria que dosifican el material más fresco para que no se les agoten las existencias antes del final de la campaña.

Tiene su aquel este bullicio de plaza de abastos. Al menos nos saca del sopor de la siesta, nos acompaña en nuestro relax al borde de la piscina o nos entretiene el curioseo sobre cómo va el mundo en aquel rincón del monte al que nos retiramos para alejarnos de todo a sabiendas de que tendremos que ir a votar sí o sí si queremos influir en los resultados de la contienda.

Constatamos que se les va la mano en tirar la casa por la ventana si la cosa pinta mal en la última encuesta. Lo del adelanto de herencias para los jóvenes de Yolanda o los viajes tiraítos de precio si tienes menos de treinta años son eso, excesos de candidato desesperado que, si tuviera que ofrecernos a la abuela, lo haría sin pestañear por subir la apuesta. Lo que sea por ganarle al otro, porque el votante cierre filas contra el populismo de izquierdas o de derechas, ese mal que unos y otros esgrimen como anatema del contrario a sabiendas de que es lo que de verdad asusta a la concurrencia.

Poco o nada se ve del cuerpo a cuerpo de los mítines de antaño, ahora que las campañas se han trasladado a Internet, la tele y la manipulación calculada de las audiencias. Los excesos se olvidarán en pocos días, así que tú tira las cifras para donde convenga.

Como caballos que se relevan en cabeza, los candidatos se adelantan en las preferencias en las tendencias de voto, se suman votos a izquierda o derecha y se dibuja un panorama la mar de incierto que a buen seguro nos acompañará hasta el mismo día de las elecciones garantizándonos esa emoción electoral que tanto juego está dando este estío de la bonanza innegable en el que resulta tan extraña esta pugna electoral, con políticos en la playa y casi en camiseta dándolo todo más por lo suyo que por lo de todos, como se acostumbra en estos días de holganza que siempre serán eso, días de fiesta.

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