Los ‘genios’ que nos gobiernan no dan una. Sacan una ley para arreglar la falta de vivienda y sus precios disparados y en solo tres meses consiguen no sólo reducir la oferta de alquiler sino que lo encarecen. Olé. Qué arte. Y encima cobran. Si lo haces peor te subo el sueldo viene a ser el mensaje. Y encima se lo suben. Un disparate.

Así, llegamos a que un derecho constitucional como es tener un techo que te cobije se ha vuelto un privilegio del que quedan excluidos los menores de treinta años, los que no alcanzan para hipotecarse, los que no llegan al sueldo mínimo y similares. ‘Tor mundo’ vamos, menos los instalados y los poderosos. Lo de ‘derecho constitucional’ ya quedó en mera retórica constituyente.

Se diría que se hacen las leyes sobre el tema para los amigos grandes tenedores con pisos de alquiler vacacional. Basta con verlo en Barcelona, Málaga o Granada donde el centro de la ciudad se muere mientras los turistas hacen fotos. Con pisos vacíos que no sale rentable alquilar y que mejor venderlos, que eso sí que renta. Y eso que tenemos un gobierno ‘social’ según nos dicen. Pero con ‘socialistos’ así de torpes para qué necesitamos a Mileis o Trumps. Nada mejor para un Tío Gilito que un demagogo a comisión. Y mientras tanto los jóvenes en casa de papá a los treinta y cinco años o más.

En el capitalismo rampante que vivimos el beneficio es ley también para un Estado amedrentado o sin luces. Ha pasado de ser garante de las reglas del juego a simple recaudador mientras que el alquiler vacacional se prefiere en negro pirata que es más rápido. Si al capital no se lo pones fácil se guarda su oferta porque los propietarios no son hermanitas de la caridad. Son gente común que invirtió sus ahorros en bienes raíces por la seguridad que se les presume. Y si les pones problema pues vende y pilla pasta caliente que está el mercado de lo más animado y jovial.

Y es que la cosa se está poniendo realmente difícil. A este paso habrá que ponerse a buscar en cada ciudad el último pisito que quede en alquiler. Y ponerse chaqueta y corbata y dirigirse a la cita acordada para ver el último cuchitril de doce metros cuadrados a ochocientos euros al mes o más. Como en Paris pero en Torrelodones o Alhamar. Con avalista y tres mensualidades claro, y, por si acaso, dejándoles a tu señora abuela en prenda por si las moscas. Y cójalo rápido ojo que vuelan o en nada ya han metido a unos turistas echando sus fotitos como posesos al que entra a alquilar.

Con legisladores así para qué necesitamos a los tan temidos neoliberales con sus recetas simplificadoras del mercado que se autorregula. Quita, quita. Con estos en el poder se bastan. Porque lo que sí que haría falta es limpiar los despachos ministeriales de ‘genios’ en prácticas. Porque no hacen más que rectificar con tal de no salir de su burbuja pijo-progre y tocar la realidad-real. Y entonces sí ponerse a legislar.

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