La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

Holanda

Lo que me genera perplejidad es la evolución de una sociedad hacia un modelo político pervertido hasta las mismísimas raíces

Una muestra precisa de lo friki que puede llegar a ser una persona como yo, es que llevo varios días siguiendo con profunda preocupación el proceso electoral holandés.

No es que sea un experto en política internacional ni tan siquiera que tenga un especial interés por la política interna de ese curioso país al que prometí no volver, si no era por causa mayor, tras comprobar en lo que el turismo había convertido a Amsterdam.

No, en realidad, lo que me genera interés, perplejidad y casi diría que miedo, es la evolución de una sociedad, teóricamente avanzada, hacia un modelo político, más que estancado, pervertido hasta las mismísimas raíces.

Como habrán podido seguir en estos días, el dato que animaba el debate electoral era el resultado de unas encuestas en las que se anunciaba la victoria de Geert Wilders el líder de la extrema derecha que, ayer mismo, se despachaba con un discurso político de altura con lindezas como la de que Mahoma era un pedófilo. Modelo, ya digo, de respeto, seriedad y rigor en sus análisis y en sus opiniones, bastante parecidas a las del reciente elegido Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Finalmente, como sabrán, la ascensión de este personaje no ha sido tan grande como se esperaba y las elecciones las ha terminado por ganar el partido liberal actualmente en el gobierno. En cualquier caso, además de la posibilidad de que un partido prácticamente nazi pudiese ser validado por los votos de la mayoría holandesa, otro aspecto del asunto que me preocupaba y que, en este caso, se ha confirmado, es la práctica desaparición de la socialdemocracia o lo que se quiera entender por la izquierda liberal holandesa. Lo cierto es que el debate final se ha producido entre la derecha y la derecha y parece que ha ganado la derecha.

Extrapolar análisis desde Holanda a España es prácticamente imposible por distintas razones en la actualidad. En el caso de España, la extrema derecha no existe como riesgo porque se encuentra dentro del propio PP y la socialdemocracia ha tenido hasta ahora una relevancia que no han tenido sus socios holandeses, aunque eso ha sido hasta ahora.

Las posiciones defendidas por el "aparato" del partido en relación a mantener el gobierno de Mariano Rajoy, le acercan peligrosamente a esa socialdemocracia europea que ahora se difumina y desaparece.

La pérdida de las señas de identidad en el socialismo holandés, tras años de gobiernos de coalición con la derecha, ha generado un efecto de fragmentación y debilitamiento del que ya podría dar signos de contagio el PSOE en lo que Susana Díaz lleva de principal dirigente del partido. El partido, no lo duden, no está cosido.

Parece, por otro lado, que aquello que ya se denunciaba hace bastantes años; el poner los intereses personales de los cuadros y dirigentes, por encima de los intereses de los trabajadores, en la antigua terminología, o de los ciudadanos ahora, hace bastante difícil corregir un rumbo que empieza a oler a naufragio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios