Patrimonio en vivo

Y cumplir la Ley ¿para cuándo?

  • El centro de Granada es hoy el inmenso decorado de una gran taberna en la que todo el mundo aplaude cuando se satura hasta lo insoportable los fines de semana

Y cumplir la Ley ¿para cuándo?

Y cumplir la Ley ¿para cuándo?

Uno de los argumentos más recurrentes esgrimidos por algunos ciudadanos, presuntos delincuentes, para justificar el incumplimiento de la Ley es el de mirarse en el espejo de la Administración Pública. Si el gobierno municipal, no cumple la Ley, ¿por qué tengo que hacerlo yo? Si al ayuntamiento no le pasa nada, ¿por qué habría de pasarme a mí?

Pondré un ejemplo para entender mejor mis palabras:

El artículo 19 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía dice textualmente en su segundo apartado: “Los municipios en los que se encuentren bienes inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía deberán recoger en el planeamiento urbanístico o en las ordenanzas de municipales de edificación y urbanización medidas que eviten su contaminación visual o perceptiva…”

Para aclarar un poco a lo que se refiere; recojo algunos elementos de la larga lista que la Ley considera contaminantes: Instalaciones de carácter permanente o temporal, rótulos, señales, publicidad exterior, mobiliario urbano…

Un poco más adelante, en el artículo 31. Apartado f, que recoge los contenidos de protección de los planes urbanísticos, se dice que los Planes deberán contener “Las prescripciones para la conservación de las características generales del ambiente, con una normativa de control de la contaminación visual o perceptiva.”

Patrimonio en vivo Patrimonio en vivo

Patrimonio en vivo

La pregunta es sencilla; ¿existe esa normativa en el planeamiento urbanístico de la ciudad de Granada? La respuesta también lo es: por supuesto que no.

Algún defensor de las estrategias municipales contra el Patrimonio Histórico podría argumentar la correspondiente defensa de su impoluta eximente de responsabilidad con la excusa de que los planes son anteriores a la Ley; vendría a ser algo a sí como “es que eso no venía en mi libro”.

Sin embargo, ese argumento se vendría abajo simplemente echando un vistazo a la disposición transitoria tercera de la misma Ley que, previsora, plantea:

En el plazo de tres años a contar desde la entrada en vigor de la Ley, los municipios que se encuentren en el supuesto contemplado en el artículo 19 de la misma deberán elaborar un plan de descontaminación visual o perceptiva que deberá ser aprobado por la Consejería competente en materia de Patrimonio Histórico…”

Elementos que ocupan la vía pública en Granada Elementos que ocupan la vía pública en Granada

Elementos que ocupan la vía pública en Granada

Vuelvo a hacer otra pregunta sencilla: ¿ha elaborado e incorporado ese Plan el Ayuntamiento de Granada? Por supuesto que tampoco, a pesar de que su planeamiento urbanístico ha cumplido ya sobrados años y a pesar de que la Ley, más previsora aún, contempla multas de hasta cien mil euros a quien contravenga estas medidas.

Curioso también que la Consejería competente no haya iniciado nunca un expediente sancionador contra el Ayuntamiento como sería su obligación.

De todos modos, el asunto es bastante más grave que una simple multa que, al final, acabarían pagando los ciudadanos y tiene que ver con la idea que la institución rectora municipal tiene de la ciudad y de sus ciudadanos, de su memoria, de su historia y de su Patrimonio al que considera algo así como un simple elemento decorativo que merece toda su atención si se trata de sacarle beneficios, pero ninguna si se trata de protegerlo.

Desde hace años, demasiados y sin diferencias perceptibles entre los partidos que se han repartido el consistorio, los diferentes ayuntamientos con sus alcaldes a la cabeza, han confundido cultura con turismo, ciudad con negocio, ciudadanos con clientes y negocio con la explotación más feroz y depredadora del recurso más frágil y escaso de una ciudad, su Patrimonio Histórico y Cultural y la trama que lo sustenta; el tejido social que forman sus ciudadanos, sus barrios históricos y las actividades vinculadas a ellos.

Por eso el centro de Granada es hoy el inmenso decorado de una gran taberna en la que todo el mundo aplaude cuando se satura hasta lo insoportable los fines de semana. Pero no hay problema; es el negocio, aunque el negocio haya empujado a cada vez más granadinos a huir de sus barrios y hasta de su ciudad para vivir en los municipios cercanos y para comprar en centros comerciales, dependiendo permanentemente del vehículo privado en una ciudad con deficiente transporte público y con una contaminación de las más altas de España que ahora pretende llevarse la estación de ferrocarril a la Vega.

Francamente, no creo que el asunto tenga solución. Granada es hoy una ciudad que vive una explotación turística sin control que exprime hasta el último recurso y en la que ningún partido levantará un dedo para intentar poner orden.

Como mucho, humo, cohetes, fuegos de artificio, promesas, ruedas de prensas y fotos con mucho plano y atril. Una ciudad Potemkin con figurantes incluidos, que gasta más en propaganda que en algo tan simple como evitar que pérgolas, mesas, sillas, terrazas, sombrillas, carteles de anuncios, rótulos, maceteros, trenecitos…conviertan las plazas y calles de su centro histórico en un gigantesco bazar chino.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios