En la calle Solarillo de Gracia, en pleno centro de Granada, se sigue levantando el edificio de los que fueron los Multicines Centro (antes Palacio del Cine, construido por el arquitecto Juan de Dios Wilhelmi, uno de los cines más modernos que tuviera Granada). Aunque eso de "se sigue levantando" es eufemístico. Porque si bien el rótulo con el nombre sigue allí (¿nostalgia, dejadez o acaso burla?), el edificio, clausurado, sucio, con su gastada y singular fachada azul, más que levantarse, parece pedir ayuda a los paseantes. En 2013, hace ya más de cuatro años, cerró el penúltimo cine que aún quedaba en el centro de Granada, después de que lo hicieran el Granada 10 y el Aliatar. Solo el cine Madrigal permanece allí, deteriorado y antiguo, pero todavía vivo.

Uno piensa que sería una buena idea que el Ayuntamiento de Granada recuperara este abandonado edificio, catalogado dentro del Patrimonio Histórico de Andalucía, y lo convirtiera en algo parecido al Cine Albéniz, cine precioso en pleno centro de Málaga, muy cerca de la Alcazaba; un cine antiguo pero moderno, de arte y ensayo, restaurado, con varias y magníficas salas, que exhibe películas en versión original subtitulada. Un cine subvencionado por los poderes públicos, que se convierte también en centro del prestigioso Festival de Cine de Málaga. Porque no solo de museos vive Málaga. Y no solo en museos adelanta con creces a Granada.

Dice el equipo municipal que está trabajando para que Granada sea capital cultural europea en 2031. Nadie sabe si ese proyecto a largo plazo conseguirá su cometido; pero lo que sí está claro es que si en 2031 Granada es como en 2017, no solo no podrá ser capital cultural, sino que resulta dudoso que le otorguen siquiera el estatus de provincia pre-cultural. Si sigue como va, es posible que para entonces Granada sea un pequeño pueblo adosado a la Alhambra y dependiente de Almuñécar.

Sí, estaría bien que en vez de subvencionar festivales irremediablemente desprestigiados, Granada gastara el presupuesto en cosas más sólidas y auténticas, en verdadera cultura. Y recuperara, para todos los granadinos, el cine de esa espléndida fachada azul, ahora perdido. No sé si sería razón suficiente para conseguir la capitalidad cultural pero, seguro, contribuiría a que la ciudad fuera un poco más culta y libre. Un requisito, supongo, previo, y necesario, para ser, quizás, después, Capital Cultural.