Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Olgoso, poeta en prosa

Nos deja tranquilos ver que alguien sigue teniendo fe en la capacidad redentora de la palabra escrita

Autor periférico que voluntariamente se aparta de la realidad para que no mate su imaginación tan pura, Ángel Olgoso convierte cada presentación de uno de sus libros en una clase de Literatura de esa que sigue teniendo más de ejercicio humanista que de venta de papel al kilo manchado con letras.

El prologuista José Luis Gartner, escritor inquieto, diverso, retrata perfectamente en la invitación a degustar este nuevo título, Nubes de Piedra (Fagus Editorial, 2023, con ilustraciones de Marina Tapia), las claves ocultas detrás de esta edición de unos relatos décadas que un joven Olgoso aún ingenuo y animoso se lanzó a escribir en sus comienzos para aportar algo a este tiempo y a la Literatura del cambio de milenio.

Y sí. Sus textos son para leerlos de a poco. Cada línea está reducida a lo esencial; las palabras son certeras sin ser rebuscadas; la historia se cuenta casi a sí misma siempre desde una perspectiva inesperada o novedosa; hay vocación de estilo sin ahogar la historia siempre sorprendente en la perspectiva elegida o el desenlace; hay, en fin, trabajo, reposo, calado en cada historia y es por eso que se saborea con gusto por el poso que deja y la reflexión que provoca.

Pero lo realmente inquietante en Olgoso es que su promoción corre a cargo de los demás. Así lo confirmamos los que acudimos a abarrotar la librería Picasso para eschucharle. Él con hacer buenos relatos y disfrutar escribiéndolos y, si el perfeccionismo le deja, también hasta disfrutar del resultado, ya tiene suficiente. Ama la literatura y como prueba esas muchas décadas de cultivar el oficio donde se debe, en lo oculto, sin alaracas ni guateques.

Para muchos que perseveramos en esto de escribir aunque sea con sangre es un referente. Nos deja tranquilos ver que alguien sigue teniendo fe en la capacidad redentora de la palabra escrita que aspira a ser arte y ensancharnos la mente.

Este libro fresco pero ya maduro nos ofrece el primer Olgoso ahora, cuando ya él mismo está quebrando la esquina de su carrera de escritor esforzado y generoso. Está este maestro granadino del cuento (al que algunos ya encuadran entre Borges o Cortázar) cerrando un ciclo para dedicarse a cosas nuevas, otra vuelta de tuerca de un artista de esos que no se conforma con lo ya hecho y publicado sino que sigue arriesgando y afrontando terrenos nuevos.

Todo un referente por la estela dejada y por seguir enarbolando la bandera de esa creatividad que solo se complace en recrearse a sí misma.

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