¡Aún subsidiada!

Es desalentador leer que un intelectual de nuestra tierra, como Pepe Calvo, reconozca que "Andalucía no está imparable"

Leo a Pepe Calvo; uno de los más apasionantes novelistas del actual panorama literario andaluz; en la coletilla final de la entrevista que, ayer mismo, publicaban los diarios del Grupo Joly firmada por Alfredo Asensi. Y me llama la atención que el ilustre escritor; con el que me une buena amistad desde hace más de cuarenta años; defienda -honrada y honrosamente- la necesidad de un andalucismo, dentro del concepto unitario del estado español, que sepa luchar por los verdaderos y diversos valores de la, también, muy diversa Andalucía.

No me sorprende que esa defensa la afirme ahora, pues su larga y cabal trayectoria política, tanto en la administración local, en la que ha gobernado con innegable brillantez, como en su actividad parlamentaria, avalan una noble actitud tan antigua como generosa hacia su tierra natal.

Lo que sí me llama la atención es que, cuando se ha venido a alejar del ejercicio diario de la 'cosa pública', centrado, como está, en la prolífica y valiosa producción literaria, haya podido adquirir perspectiva bastante para apreciar el triste, lamentable, anodino y casi desesperante estado en que esta tierra, Andalucía; desde las oceánicas costas occidentales, hasta los confines del Reino de Granada; se halla, año tras año, lustro tras lustro y decenio tras decenio, bajo una administración del mismo signo político, que no ha cambiado en más de treinta años -como bien señala el profesor Calvo Poyato- y que mantiene a los andaluces en los umbrales últimos y más olvidados en España -y no digamos en Europa- de la economía, la educación, la producción y el empleo.

Sí, es desalentador observar, leer, constatar en definitiva, que este ilustre intelectual de nuestra tierra, que ha trabajadoen el Parlamento andaluz varios años, con claro espíritu crítico y valor intelectual profundo, reconozca que "Andalucía no está imparable", como propagandísticamente afirmaba, de huera forma y hasta desgañitarse, el socialista granadino Manolo Pezzi.

No, no paran de crecer las colas del paro, por más que los gobernantes socialistas se empeñen en afirmar exactamente lo contrario y; de nuevo el dedo en la llaga con las declaraciones de Pepe Calvo; la contratación de millares, decenas de millares de andaluces; según algunos que de esto saben bien; están trabajando en la nómina de una "paralela administración" que los gobiernos socialistas han creado, propiciando una Andalucía subsidiada, que tiene, dolorosamente, que comer -como palomas cautivas- de la mano -y de la voluntad- de quienes quizá con un cinismo excesivo se han presentado desde siempre como paladines de la libertad.

Más de treinta años bajo gobiernos del mismo signo, al cabo de los que vemos a algunos de sus máximos dirigentes en los banquillos, al pie de los estrados de la Justicia, por existir fundadas dudas de que los dineros públicos en interés público fueron empleados, mientras ellos gobernaban, es, sin duda, moralmente muy doloroso y descorazonador para muchos ciudadanos que observamos, asombrados, estas tristísimas circunstancias, en los que en los últimos treinta años son directos responsables políticos de los males endémicos que aquejan hoy -casi como hace cien años- a los andaluces: el paro y la falta de libertad. Aquí, quien discrepe, no trabaja. ¿O no?

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