Podría parecer, a veces, que son ganas de indignar, gratuitamente, al respetable. Hace años que Canal Sur se ganó, por estas latitudes de Andalucía –antes reino de Granada– el apelativo de Telesevilla, porque no había pedo chico en aquella ciudad que no hallase eco amplificador y retumbante en la emisora pública, para goce y regocijo de sus habitantes, desde Triana a Torreblanca. Al fin y al cabo, se trataría de un pedo sevillano, ¡oiga! Y aunque ese afán protagonista y excluyente se ha venido mitigando, en estos días atrás, sin ir más lejos en el calendario, se podría haber pensado que el director de contenidos del ente que pagamos todos, andaba muy ausente en su trabajo, pues, Telesevilla, dispuesta como cada año –y una vez más– a emitir “la madrugá” desde la capital andaluza, para todo el mundo mundial y parte del extranjero, no se arredró en absoluto porque una simple y ocasional borrasca, que venía descargando aguas mil, hacía ya días y que respondía al nombre de Nelson, le intentase arruinar la pretendida y planificada –que no novedosa– emisión. ¡Vana pretensión de la borrasca! Ante la ausencia de cofradías en las mojadas calles hispalenses, ante el vacío absoluto en tribunas tiritando y empapadas en “Campana”, tiraron los de archivo de conserva, es decir, de grabación de algún año anterior –que los tienen todos, ¡oiga!– en el deseo de que Sevilla y sólo Sevilla y su “madrugá” siguiese siendo pasmo de Occidente y asombro del mundo.

Sevilla tenía que ser a toda costa el escaparate de Andalucía –otra vez– en la noche cofrade del jueves al viernes santos. A nadie se le debió ocurrir, en aquella televisión pública –es decir, que pagamos todos los andaluces con dineros propios– que en media comunidad autónoma no estaba lloviendo, incluso se había previsto la ausencia de aguas en esas horas.

Hubiese sido posible emitir el Viacrucis que sale de la Catedral de Almería, con el dramáticamente bellísimo Cristo de la Escucha, labrado maravillosamente por las gubias del gran Jesús de Perceval. Conectar con la procesión nocturna del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Esperanza de Málaga. Posiblemente hubiese satisfecho a muchos andaluces y foráneos, también, disfrutar de la visión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ‘El Abuelo’ de Jaén.

Incluso, hubiese sido todo un detalle, difundir a través de Canal Sur la sobrecogedora y excepcional figura del Santísimo Cristo de la Misericordia, conmemorando tres siglos de la muerte del enorme José de Mora, en el rigor de la obscuridad y del Silencio de una granadina Carrera del Darro, bajo la corona única y silueta de la Alhambra de Granada, en vez de hacer el ridículo con imágenes enlatadas, otra vez, de Sevilla ¿O no?

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