Semana Santa

Contrastes de perfección

  • El día resultó redondo y pudo verse el gran estreno: el palio de los Remedios.

Perfecta. Así fue la jornada de Miércoles Santo de la capital. Tras tres días de dudas, nervios y la mirada más en el cielo que en los pasos, la de ayer resultó una jornada de diez. No podía ser menos, ya que el gran estreno de la Semana Santa de 2016 tenía una cita. La Granada cofrade esperaba con ansia el palio de la Virgen de los Remedios, que salía por primera vez pudiendo ver al completo a la hermandad de los Estudiantes tras su nueva etapa que comenzó en 2005. Al fin, tras mucho trabajo y dedicación, la hermandad cumplió su sueño de tener sus dos pasos y sus dos titulares en las calles. Y por eso la jornada fue especial.

Y para ese día histórico, las compañeras de cartel, las otras cuatro hermandades del día, tampoco fallaron y dejaron, cada una con su sello y personalidad, una mezcla perfecta. Una conjunción de contrastes única que hace que el Miércoles Santo sea un día grande en la Semana Santa granadina.

El día comenzaba en Gran Vía, con la salida de la cofradía de los Gitanos. De nuevo, un año más, la Gran Vía se quedó pequeña para recibir a la hermandad sacromontana, la más vista por turistas, granadinos y viajeros que acuden al reclamo de las tradiciones que muestra este cortejo, que es ejemplo en unos pocos metros del carácter del Sacromonte granadino. Cortejo amplio, camareras de raza y un paso de palio en orfebrería de color cobre que dejan estampas únicas, como único sigue siendo su regreso, a la Abadía del Sacromonte, entre saetas y hogueras.

La hermandad realizó su salida casi media hora después porque en los momentos de su salida las nubes amenazaban y chispeaba por la capital. Pero fue solo un susto, las nubes pasaron y la tarde quedó perfecta, por lo que las cinco cofradías pudieron realizar sus salidas sin preocupaciones meteorológicas, no como días anteriores.

En la Plaza de Derecho no faltaba nadie para disfrutar del estreno del año. Para ser testigos de la primera salida procesional en su paso de palio de la Virgen de los Remedios. Un hecho histórico para la cofradía de los Estudiantes, que superó con nota el reto. El cortejo volvió a ser uno de los más numerosos y mejor colocados de los que salen ya en Semana Santa, el orden con el nuevo tramo de palio se cumplió a rajatabla y el segundo paso incide en un estilo de hermandad que han sabido renacer y que sigue en fase ascendente desde que precisamente también un 23 de marzo pero de hace once años inició su nueva etapa, que ha atraído a muchos hermanos y que le ha dado el cariño de todos los cofrades granadinos.

Todos los puntos de su recorrido fueron históricos. Desde su primera salida -con ruedas por las dimensiones de la puerta interior de la iglesia, hasta el primer paso por la carrera oficial, la petición de la venia (que incluyó palabras alusivas a este hecho al incluir en su petición el hermano mayor que solicitaban el permiso para pasar "por fin completa, por fin con su paso de palio, por fin dando Remedios a Granada), la primera entrada en Catedral y su regreso.

Le siguió la hermandad de Paciencia y Penas, que también tenía una salida importante para su historia interna por la reciente restauración de la Virgen de las Penas, que realizaba su primera salida tras esta intervención, que le ha afinado los rasgos y la policromía. Importante salida también que contó con el apoyo de los cofrades por la delicada relación que vive la hermandad con el párroco de San Matías, hecho que fue destacado incluso por el presidente de la Federación, Jesús Muros, en la concesión de la venia, augurando soluciones a este hecho. Por lo demás, la hermandad sacó a la calle un cortejo amplio y ordenado como acostumbra en los años de esta nueva etapa de revitalización, y dejó estampas clásicas como el tradicional paso del Señor de la Paciencia con su calvario de clavel rojo o el acompañamiento musical con composiciones habituales como La Saeta.

El sabor de barrio de la jornada lo protagonizó la hermandad del Rosario, a día de hoy la más numerosa y completa de la Semana Santa granadina, junto a otro trío de corporaciones. Su paso por las calles de la ciudad desató el bullicio y el sabor de barrio con un cortejo amplio de nazarenos de capa, un paso de misterio que desplegó todo un repertorio de pasos costaleros como acostumbra la corporación y un paso de palio que con marchas alegres y de barrio arrastró hasta su regreso a cientos de personas.

El contrapunto a esta hermandad de barrio lo puso la hermandad del Nazareno, que puso el silencio al bullicio dentro de los límites del mismo barrio, del Realejo.

La hermandad de las carmelitas demostró su estilo clásico y sobrio con un cortejo silente en el paso de Jesús Nazareno y con los sones sobrios tras el palio de la Virgen de la Merced que puso la Banda Municipal de Ogíjares. Un cortejo que llamaba al recogimiento y que dejó también sensaciones únicas en su estación de penitencia y sobre todo en su regreso, un punto de encuentro de los cofrades que optan por una Semana Santa más íntima.

Y en la calle, la multitud ya que el comienzo de los días grandes de la Semana Santa y el buen tiempo que se quedó por la tarde hizo que las calles se quedaran pequeñas para acoger a todos los que querían disfrutar de las hermandades y de la Semana Santa granadina, que tiene el privilegio de estar declarada de Interés Turístico Internacional.

Por tanto, una jornada perfecta en todos sus contrastes: barrio, silencio, sobriedad, clasicismo... Un Miércoles Santo para enmarcar.

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