Que se lo está currando y demostrando la capacidad innegable de la mujer para la multitarea es un secreto a voces que todo el mundo comenta sobre Marifrán Carazo, la alcaldesa in pectore del próximo mandato.

Si la sigues en redes te asalta la duda de cómo se puede estar en Sevilla y Granada, siendo a la vez consejera de Fomento y candidata en campaña para la Alcaldía de Granada y cubrir con holgura ambos puestos.

A las siete de la mañana asfalta en Arabial toda vestida de peón caminero. El lunes. Y sonriendo. Antes del desayuno. Y así sigue luego el día, todo puntualmente documentado por un equipo de campaña que ya la ha colocado en todas las marquesinas de las paradas de los buses o los carteles de cualquier esquina y conseguido que la candidata nos mire con una mezcla de firmeza y tímida curiosidad de la vallisoletana que un día descubrió Granada para ya no separarse nunca de ella. De algún modo los granadinos de corazón son ya casi más granadinos que los nativos y al menos más activos y dinámicos.

En un momento de plena efervescencia política, vemos como todos se preparan. Algunos terminando los proyectos prometidos por hacer; otros señalando al contrincante dando por hecho que el turista o el granadino despistado pueden equivocarse de alcalde.

Los momentos de cambio traen consigo diversidad de opiniones. Bullen las gentes en las barras de los bares cuando vas a tomar el café por la mañana y escuchas a los madrugadores, periódico en mano. La experiencia y la edad les legitima para dictar sentencia: Todos iguales. Mostrando mayor o menor simpatía por cada uno de ellos. A decir verdad, en Granada por la cercanía y el trato con muchos de ellos, cuesta decidir.

A la población nos invade el tedio. Cada vez hablan menos sobre quién debe llevar las riendas de un carro al que se le van cayendo las ruedas al pasear por el empedrado.

Esperamos que con el esfuerzo y tesón de alguien que lleve a Granada más allá de Sierra Nevada, sea capaz de ganarse la confianza de los granadinos que esperamos por fin un cambio. Que alguien piense por la economía, el trabajo y las vidas de todos aquellos que se levantan día tras día para traer el pan a su casa. Más hechos y menos dichos. Pero siempre, mirando por todos nosotros, por los granadinos. Por los que viven y quieren vivir aquí.