En pocos días la ciudadanía española está convocada para acudir a las urnas y decidir el domingo 23 de julio quien preside el próximo Gobierno de España. Un Gobierno que tendrá que afrontar decisiones importantes en el periodo 2023-2027, el cual estará marcado por tener que abordar reformas para asegurar la sostenibilidad del bienestar general.

Tenemos una oferta electoral desde las filas de la actual oposición que, de forma simplificada, propone “derogar el Sanchismo” para esconder realmente un cambio de rumbo en las políticas de bienestar e igualdad ya que, en caso de alcanzar el Gobierno tras las elecciones, la derecha rectificará la política de bienestar en sentido contrario a lo realizado desde 2018 hasta ahora.

Veamos: ¿se va a mantener la obligación legal de subida de las pensiones según el IPC?, ¿se va a asegurar que el salario mínimo alcance paulatinamente los niveles de Europa y al menos el 60% del salario medio en España?, ¿se va a mantener el derecho a la eutanasia contemplando en la ley vigente?, ¿se va a reformar el sistema fiscal para hacerlo más equitativo y que paguen más quienes más tienen?, ¿se va a apostar por reforzar y mejorar el sistema público de salud con un papel meramente complementario de la sanidad privada?, ¿se va a mejorar el sistema de becas para asegurar el acceso a la educación en todos los niveles incluyendo la Universidad?, ¿se va a reforzar o se va a recortar la política de lucha por la igualdad y en especial la lucha frente a la violencia machista?, ¿se va a mejorar o reforzar la defensa de los derechos de las personas en relación a su sexualidad?.

Estas y otras muchas cuestiones son las claves que entiendo deben valorarse a la hora de emitir el voto. Sinceramente, creo que la mayoría de la población quiere una política favorable a potenciar el Estado de Bienestar y asegurar los criterios de igualdad que caracterizan a nuestra Constitución y que entiendo se han reforzado en este periodo de Gobierno desde 2018 hasta ahora.

Pero se corre el riesgo que tras los eslóganes de campaña y especialmente tras el de “derogar el Sanchismo” y el repugnantemente reiterado “que te vote Txapote”, se esconda un cambio radical de la política social y de derechos sociales, que perjudicará a la mayoría de la sociedad y que nos situará en peores condiciones de abordar los desafíos de futuro a los que nos enfrentamos en España y en Europa.