Segundo ‘boom’ del ‘boomer’

Hace falta fomentar la natalidad con medidas fiscales, pero también laborales de ayuda a la conciliación

Nos quejamos de que tanta política de luces cortas alargándose sólo hacia el poder no permite encarar los problemas profundos del país. Por ejemplo, el suicidio demográfico. Voy a poner mi granito.

La cosa es tan seria que hacen falta distintas medidas: obviamente, el fomento de la natalidad con medidas fiscales, pero también laborales de ayuda a la conciliación, y culturales de aprecio de la familia y exaltación de la maternidad. Y eso no será suficiente, porque la recuperación de la natalidad es lenta. Hará falta una emigración ordenada e inteligente, que es todo lo contrario de lo que se está haciendo. Y tampoco será bastante. Habrá que exprimir económicamente la inteligencia artificial y la automatización. Y tampoco bastará del todo.

Una cuarta medida sería alargar la vida laboral de la generación boomer, esto es, la que va desde los que están asomándose ahora a la jubilación hasta mi edad incluida, aunque ya seamos técnicamente generación X. No será fácil. Coinciden los expertos en que una de las claves del sorprendente resultado electoral de Sánchez –al que dábamos por muerto– fue su subida de las pensiones. Movilizó el voto decisivo de los jubilados. Será muy difícil alterar esa legítima defensa electoral de unos derechos adquiridos y que acude gongorinamente a las urnas: “Ándeme yo caliente/ y ríase la gente”.

Por otro lado, está la necesidad y hasta la urgencia de aprovechar el talento, la preparación y la actitud para determinados trabajos. Lo decía muy bien Óscar Tusquets: “¡Sesenta y cinco años! Edad quizás adecuada para jubilar a un minero o a un antidisturbios, pero que debería ser la mínima para acceder a una cátedra universitaria”.

Para cuadrar este círculo que puede ser vicioso son fundamentales tres acciones. 1) Amparar la voluntariedad en todo caso, sin vulnerar ni alterar el derecho a la jubilación. 2) Crear un clima positivo en la sociedad hacia los mayores sin bobas guerras generacionales ni desdenes juvenilistas. Y 3) hacer atractivo el trabajo tras la edad de jubilarse. Quizá garantizando la compatibilidad de la jubilación con los salarios que se devenguen, de los que Hacienda y la Seguridad Social se beneficiarían en su parte correspondiente. O desgravando fiscalmente el montante exacto de la jubilación que no se recibe. La generación más numerosa, bien preparada y tan experimentada se acerca año a año a una jubilación que va a pesarle a España.

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