Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Visibilidad variable

Las 'señoritas' visibilizan en el cabaret de la nube lo que les gusta ver a los 'señores', que ni siquiera pagan las copas

Hace poco visité el museo Sorolla con un guía de excepción, Antonio Muñoz Molina. Somos amigos desde sus años en Granada. Si me preguntan cómo esta amistad sigue viva y cómo, cuándo nos vemos, pasamos un buen rato, les diré que se debe a la fuerza del cariño. Porque no es fácil que un autor de renombre mundial y un bloguero de arrabal puedan pasar unas horas juntos sin aburrirse y sin abandonarse, del todo, a la nostalgia. No conocía yo ese museo. Muñoz, a la perfección. Él es licenciado en Historia del Arte. En su último libro, Rondas del Prado (2022), dice que "una vida que yo pude haber tenido es la de historiador del arte". Sobre Sorolla y su obra ha publicado reseñas estupendas. En el Sorolla, trabajan de cara al público más mujeres que hombres, en el jardín de acceso a la casa, dos mujeres pintan. Durante la visita, varias mujeres (ningún hombre, que yo viera) se acercan al escritor, le piden un autógrafo y charlan sobre sus obras. Recordé entonces que las oposiciones a jueces y fiscales las sacan más mujeres que hombres. Que, de siempre, las mujeres han leído más que los hombres, que, ahora, si eres mujer te publican y te premian antes que a cualquier hombre. Y pensé que las chicas del colegio Santa Mónica, las que justifican las agresiones de sus compañeros del Elías Ahúja, no son las únicas mujeres posibles. No suelo halagar a las mujeres (ni ellas me lo piden) y las considero capaces de consumar las mismas heroicidades y ruindades que los hombres. El genoma es muy parecido. Muchos de los comportamientos de hombres y mujeres quizá se deban a su 'especialidad'. Ni es agradable parir ni es agradable -ahí están los reservistas rusos- ir a la guerra. Los relatos que construimos hacen de cada parturienta una heroína y de cada guerrero un héroe. El hoy es tiempo de instintos no de razón. Las ideologías parecen haber llegado a su fin. Salimos de la pandemia y, ¡hala!, a disfrutar, a quemar el planeta. Y no es a la mujer inteligente, trabajadora, estudiosa y competitiva a la que las redes 'visibilizan'. La nube más parece un cabaret en el que las 'señoritas' visibilizan lo que los 'señores' siempre han querido ver de la mujer, pero ahora de balde. El feminismo clásico está que trina. En el Sorolla comprobé que, afortunadamente, otros mundos se dejan ver, aunque parezcan invisibles.

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