En el año que acaba de terminar, Granada ha vivido acontecimientos muy diversos, unos han sido radiantes, pero otros bastante aciagos, que vienen a confirmar esa dualidad fatídica que, desde siempre, envuelve a nuestra ciudad, y que oscila entre el esplendor milenario conferido por la Alhambra y demás insignes monumentos de nuestra ciudad, enmarcados en un escenario incomparable, y la decadencia presente, producto de décadas de postergación y olvido.

Por un lado, la cumbre de la UE hizo que la Alhambra y Granada brillaran en todo su esplendor, pero por otro, nuestra ciudad ha sufrido importantes varapalos que abundan en la constante habitual preterición que padecemos.

Nos quitaron la AESIA, esa Agencia de Inteligencia Artificial que hubiera traído el emprendimiento y desarrollo que tanto necesitamos. Liquidaron la Escuela Andaluza de Salud Pública, tras casi 4 décadas de buen hacer y prestigio. El AVE cada vez tarda más, y tampoco vendrá el tren Granada-Motril.

Otro episodio nefasto para nuestra ciudad en 2023 ha sido la fulminación de al-Saqiya al-Kubra. Tras mil años de esplendor discurriendo por Granada, nuestro Ayuntamiento ha sepultado bajo cemento y asfalto la Acequia Gorda. Ya no oiremos el rumor de sus aguas serenas, llenas de vida, ya no disfrutaremos de su encanto desconocido e inesperado para el caminante.

Para más inri, según la Encuesta Turística de Andalucía, que elabora la propia Junta, la calificación que los turistas dan a Granada es la peor de Andalucía; recibiendo la última nota en atención y trato, alojamiento, ocio y diversión, playas, puertos, seguridad ciudadana, tráfico, entornos urbanos, red de comunicaciones, señalización e información turística; y la penúltima en restauración, calidad de paisajes y parques naturales, relación calidad/precio o limpieza, capítulo éste que el nuevo Consistorio surgido tras el 28-M prometió mejorar, pero que aún es una de sus asignaturas pendientes. Sólo destacamos en patrimonio cultural, pero detrás de Málaga, Jaén y Sevilla. Y es que en Granada se piensa que con la Alhambra y Sierra Nevada tenemos suficiente, pero los hechos y el buen hacer de nuestros vecinos demuestran lo contrario.

Muchos otros acontecimientos han sucedido en Granada en 2023, pero es evidente que, en su conjunto, más que en la cumbre, nos han situado en el abismo, el abismo de la humillante preterición que llevamos padeciendo desde +40 años.

Hoy sin ir más lejos, día de la Toma de Granada, probablemente volvamos a asistir a otro episodio lacerante –que jamás se toleraría en otros lugares– por quienes quieren imponer un relato falso e ideológicamente manipulado de nuestra gran Historia.

Pese a todo, feliz año nuevo.