Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

De embestir a investir

La ‘embestidura’ ha dejado paso a la investidura y a hora todos corren, ‘miso gaticos’, al pacto y a la componenda

Me gradué como politólogo y como teólogo en Cenes de la Vega, mi pueblo; con el material pedagógico que nos suministraban don Policarpo, el maestro, y mi tita María leyéndonos, uno, la sección de política y, la otra, las esquelas mortuorias y el horario de misas y rosarios del diario Patria. Ese bagaje me ha permitido aproximarme al hecho religioso con la pericia y profundidad teológicas de un hermano mayor de cofradía y al acontecer político con la seguridad de errar no menos, ni más, que la legión de politólogos que bullen por los medios de comunicación. Véanlo, si no, ustedes mismos: Estuvo muy feo, aunque no fuese ilegal, presentar a asesinos en las listas para las municipales. Que a Bildu le ha resultado provechoso ese movimiento de piezas en el tablero electoral lo prueba su subida en las generales. Al homenajear a los ‘héroes’ de la lucha armada, transmitió a sus votantes su lealtad a las raíces y, a cambio, ha obtenido ‘carte blanche’ para pactar con el Estado. No dejarán de ser independentistas y, tampoco, de competir en el frontón político de España. Para el PSOE, esa apuesta ha sido perjudicial. Pero ahí siguen unos y otros en unas instituciones que los manchan y traban, a la vez. Este juego de tahúres, en el que la población se viene implicando activamente, ha sido habitual desde Franco a Sánchez. Pero conviene no ponerse estupendos. Todos han luchado y han pactado. Asesinatos, guerra sucia, antes; ahora la partida se juega en el terreno de la política. Y ahí debe mantenerse. Demonizar a VOX, a Puigdemont o a Bildu es, solo, la carta que el adversario guarda en la manga. Pero ha habido un dilatado e insoportable tiempo para embestir. Los resultados electorales han limado, en parte, las espadas de unos y de otros. Ahora los feroces morlacos aparecen, si no mohínos, si con las defensas afeitadas. Ha llegado el momento de investir y todos corren a ofrecerse, corteses y pulidos, pactos y abrazos. Unos cortejan a los nacionalistas vascos, otros, a los catalanes, dispuestos a torear, como puedan, sus propuestas independentistas, si así consiguen el poder. Ajenos, aparentemente, a las líneas rojas de la alucinada y ambiciosa Ayuso, decidida a sacarlos a todos del ruedo, para apuntillar, sola, el miura patrio. Y los politólogos clase pobre, aturdidos, sin enterarnos de nada.

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