Año y medio después de la detención del exalcalde Torres Hurtado y su concejala de Urbanismo, la ciudad de los cipreses sigue estando bajo la alargada sombra de la corrupción. La vergüenza ajena que sentimos en Granada aquel día no ha sido suficiente para que nuestros gobernantes investiguen a fondo y actúen de forma contundente.

La mayoría de la ciudad queríamos que se levantaran las alfombras para saber lo que había ocurrido y para que los responsables y sus partidos pagaran el daño causado al erario público. Muchos señalábamos además que debería desarrollarse la transparencia y la participación para evitar que estos hechos volvieran a repetirse.

Pero el Gobierno del PP, que en su momento puso en cuestión la excelente labor de la fiscalía granadina, sigue sin dar recursos a unos juzgados que están saturados y necesitan más medios para investigar a fondo la corrupción que no solo afecta al Ayuntamiento de Granada sino también a otras instituciones de nuestra provincia. Por ejemplo los oscuros mandatos del PSOE en Atarfe o la desastrosa administración sanitaria que, a falta de una necesaria investigación parlamentaria está siendo denunciada por la Asociación Justicia por la Sanidad sin que ningún responsable público esté respondiendo a las graves y razonadas acusaciones que reciben.

A día de hoy seguimos sin fiscalía anticorrupción en Granada, aunque provincias cercanas como Málaga o Almería sí la tienen. A día de hoy todavía estamos esperando aquellas auditorías municipales que prometió Paco Cuenca cuando asumió su papel de alcalde para "limpiar la corrupción" tanto en las áreas municipales como en las empresas públicas que son todavía más oscuras. A día de hoy todavía seguimos sospechando de la forma en que se dan las licencias en Granada o de las molestias que ocasionan algunas de estas licencias al vecindario. A día de hoy no hemos visto que el Gobierno municipal ni el concejal de la oposición que lo prometió a bombo y platillo se personen en la fiscalía para denunciar las astronómicas y oscuras facturas pagadas por aquella TG7 capitaneada por el concejal Fuentes. Quizás no lo hayan hecho porque la sombra de Sebastián Pérez también sea demasiado alargada.

Por fin empieza a llover y la sociedad civil está cada vez más concienciada, pero sigue oliendo a podrido en las instituciones y se palpa en el aire que todos tienen algo que esconder. Es urgente cambiar la forma de gestionar las instituciones y el funcionamiento de los partidos abriendo las ventanas de par en par para que entre aire fresco, y hace falta luz para acabar con las sombras alargadas donde algunos siempre han escondido sus vergüenzas.

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