Cambia, todo cambia

Comer en la escuela pública

Es un error que nuestra comida y sobre todo la de la infancia esté en manos de grandes empresas sin escrúpulos

Hace unos meses denuncié la falta de atención a los colegios públicos de Granada, haciendo especial mención al caso de la calefacción estropeada en el CEIP Andrés Segovia. Pues bien, la Junta de Andalucía acaba de instalar la nueva caldera a tiempo para el reinicio del curso. Sirvan estas líneas de agradecimiento por cumplir lo acordado en octubre.

Nuestra activa comunidad educativa ha demostrado de nuevo que las movilizaciones ciudadanas son esenciales para la mejora de los servicios públicos, y que si nos vuelven a maltratar se encontrarán con el profesorado, el alumnado, los padres, y sobre todo, las madres dispuestas a defender la educación pública. Quienes nos gobiernan han comprobado que pueden ser más eficientes si le ponen voluntad, así que para la próxima vez podrían mantener mejor los colegios y resolver los contratiempos en cuanto se produzcan, por ejemplo hace 9 meses en el caso del Andrés Segovia.

También podrían evitar problemas si cambian la gestión de los comedores escolares. La bajada de ingresos por la Covid ha hecho que algunas de las grandes empresas de catering que controlan la comida escolar hayan dejado sin servicio a miles de niños y niñas en 160 colegios de Andalucía. Este es uno más de los ejemplos pandémicos que han demostrado las dificultades de la economía global para garantizar la alimentación. Como ya preveíamos quienes apostamos por los sistemas alimentarios localizados y agroecológicos, hubo déficits de abastecimiento en muchos lugares del planeta debidos al cierre de fronteras y a la dedicación excesiva de las agriculturas a la exportación. Una de las paradojas más terribles del capitalismo global es que la población campesina, siendo la principal productora de alimentos, sin embargo es la que más sufre los estragos del hambre.

Es un error fatal que nuestra comida y sobre todo la de la infancia esté en manos de grandes empresas que demuestran su falta de escrúpulos en el peor momento, subiendo los precios de manera abusiva durante 2020 y abandonando los comedores escolares que tanto necesitan las familias, sobre todo las más vulnerables.

Esto no nos pilla de sorpresa pues organizaciones como FAMPA-Alhambra llevan años alertando de estos problemas y planteando modelos de gestión de los comedores por parte de pymes y asociaciones locales como en el CEIP Gómez Moreno. Es de agradecer que el PSOE local haya aprendido de sus errores en la gestión educativa y esté apoyando las escuelas públicas como el Andrés Segovia y los centros sin comedor. Esperemos que el resto de partidos y la ciudadanía recorran el mismo camino apoyando las agriculturas y la economía local.

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