Cultura

Mario Vargas Llosa: "No existe nada que se compare a la riqueza de la literatura"

Mario Vargas Llosa en la inauguración del festival 'Escribidores' en Málaga.

Mario Vargas Llosa en la inauguración del festival 'Escribidores' en Málaga. / Javier Albiñana

Cuenta el escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, que Madame Bovary fue un libro que le "transformó profundamente". La seducción que le produjo ese personaje, que creyó encontrar la vida en la ficción de los libros y que se impuso un trágico final cuando la realidad no fue más que una cruel decepción, fue tan grande que le llevó a tomar probablemente la mayor decisión de su vida: "Significó mi elección de dejar la literatura como el centro de mi vida". 

"Tenía muchas dudas al respecto, me preguntaba qué clase de literatura podía ofrecer un país como Perú, donde no había prácticamente editoriales, donde había muy poquitas librerías y estaban muy desconectadas de los grandes centros de cultura del mundo y, sin embargo, leyendo a Flaubert olvidé inmediatamente todas estas cosas y me dije que no existe nada que se compare a la riqueza de la literatura, a la formidable transformación de la literatura", explicaba este miércoles Vargas Llosa en la inauguración de la segunda edición de Escribidores, el Festival Literario de Europa y América. 

Con el escritor cubano Leonardo Padura como compañero sobre el escenario de la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina y la editora Marisol Schulz como moderadora del encuentro, estos dos destacados escritores hablaron de la creación de los personajes literarios, de algunas de sus obras clave y de un oficio "que nunca ha sido fácil", como señaló Padura. 

"Yo creo que las predestinaciones existen, de alguna manera. Hay un momento en el que uno no sabe que quiere llegar a algo pero ese algo lo está llamando y empiezan a juntarse cosas que te llevan por ese camino", relataba Padura para recordar sus inicios. El cubano, un apasionado del béisbol que realmente estudió literatura con el ánimo de trabajar como periodista deportivo, empezó a contar historias "y me di cuenta de que tenía que pasar a la novela". 

Vargas Llosa, Marisol Schulz y Leonardo Padura en el encuentro. Vargas Llosa, Marisol Schulz y Leonardo Padura en el encuentro.

Vargas Llosa, Marisol Schulz y Leonardo Padura en el encuentro. / Javier Albiñana

Hizo suyo el género policíaco y creó a un personaje que lo acompañó durante varias entregas, Mario Conde, un policía sensible, culto, inteligente... "Me di cuenta de que Conde tiene una capacidad y es que él y su grupo de amigos, su contexto, tienen la oportunidad de narrar una especie de crónica de lo que es la vida de mi generación en Cuba. Así que las novelas cada vez fueron siendo menos policíacas y cada vez más sociales y filosóficas", explicó Padura. 

Para Vargas Llosa, los personajes femeninos "van surgiendo en función de las novelas". "Nunca he iniciado una novela con un personaje femenino", confesaba ante un auditorio abarrotado de público y con muchos que se quedaron fuera de la sala ante tanta afluencia. "Los personajes femeninos son una transpiración de la novela que elige poco a poco un personaje determinado que llega a ser central para defender todo el contexto de la novela", comentó. 

El Premio Nobel destaca que la creación literaria supone "un proceso muy largo, que me lleva a transformar los personajes, a convertirlos en otras cosas, muchas veces parto de una idea que en el curso de la redacción va transformándose y la experiencia me ha enseñado que debo seguir esos impulsos en vez de oponerme a ellos y sacar a los personajes que tuve en la cabeza desde un principio".

Vargas Llosa señalaba en Málaga que "construir una novela es algo muy complejo, me quito el sombrero ante esos escritores que son capaces de escribir a gran velocidad" y reconocía que "las novelas que al final resultan generalmente no tienen nada que ver con lo que era la idea inicial". Como ejemplo puso  Conversación en La Catedral

Responsables institucionales y patrocinadores arropan a Mario Vargas Llosa. Responsables institucionales y patrocinadores arropan a Mario Vargas Llosa.

Responsables institucionales y patrocinadores arropan a Mario Vargas Llosa. / Javier Albiñana

"Fue una novela importante, en la que trabajé muchísimo, iba a ser una historia de chiquillos que se encontraban en un barrio de clase media, pero poco a poco se fue transformando hasta ser una novela de Perú, una novela en la que aparecía la complejidad de mi país, con las distintas razas, los distintos niveles sociales, los prejuicios de clase, las costumbres y el libro fue adquiriendo unas dimensiones que en principio no pensé que llegaría a tener", confesó el escritor. 

Igualmente subrayó que el estilo es una de sus principales preocupaciones a la hora de escribir. "Flaubert pensaba que trabajando mucho se llegaba a tener un estilo muy puro y, de alguna manera, hago eso, trabajo constantemente el estilo, produzco episodios muy distintos que van poco a poco construyendo una historia. A veces me encuentro con un mundo que no soñé jamás y es un mundo que se ha impuesto y manifestado de una manera tan convincente que me obligado a dejar completamente la idea inicial", comentó Vargas Llosa. 

Para Padura, "el novelista tiene que crear un mundo y vivir en él. Creo que si no llegamos a vivir nosotros mismos en ese mundo, la creación que estamos haciendo no llega a compensar". Para el creador cubano también los personajes "te obligan a cambiar el rumbo de la historia" y "te imponen sus exigencias, tienes que oír sus voces y muchas veces son ellos los que te indican el rumbo que debe de coger la historia que has creado para ellos". 

"También me ha ocurrido -destacó Vargas Llosa- que un personaje de una manera tan maniática se niega a aceptar su propio destino y al final hay que rendirse y seguir la línea del personaje, que puede estar absolutamente en el polo opuesto a la manera en la que concebimos ese personaje". Es más, aseguró el Premio Nobel que "en última instancia los escritores no saben de qué escriben".

Considera Vargas Llosa que "escribir una novela es algo complejo, largo, que está constantemente transformándose, en la que uno no encuentra durante mucho tiempo su voz, y de pronto en un momento dado sí que encuentra una voz que es la que acaba buscando sin saberlo para contar esa historia de la única manera que puede ser contada, de una manera seductora, persuasiva... Lo que es muy evidente es que escribir novelas es muy difícil". 

"Cada ejercicio de escritura que hagamos debemos de hacerlo o al menos intentarlo con la mayor responsabilidad y calidad posible", concluyó Padura para poner el cierre a más de una hora de conversación entre los dos creadores. 

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