Francia se atraganta con el vino español

Competencia. Los franceses se asustan del bajo precio del vino español en mercados internacionales y confunden competencia desleal con libre circulación de mercancías en la UE

Francia se atraganta con el vino español
Francia se atraganta con el vino español
Margarita Lozano

17 de abril 2016 - 01:00

PARECE un retorno al pasado: entonces eran camiones de fruta volcados en los pasos de la frontera francesa; hoy son camiones de vino vaciados en las cunetas. Según informaba esta semana El Correo del Vino, el Gobierno galo "condena" las agresiones contra camiones españoles en su territorio y asegura estar investigando el ataque de la semana pasada de un grupo de agricultores franceses que destruyó unos 30.000 litros de vino procedente de España en el paso fronterizo de Le Boulou, cerca de La Junquera. La Comisión Europea ha reclamado información a París sobre este hecho y las medidas que Francia piensa adoptar al respecto.

La libre circulación de mercancías está autorizada en toda la Unión Europea, y se debería tomar parte en el asunto para que ese derecho que tenemos todos los europeos se cumpla. Sobre todo si, encima, la ilegalidad se viste con chulería, ya que tuvieron la desfachatez de parar los camiones, y entonces llamar a la prensa y la televisión, para que fueran testigos presenciales del vertido ilegal de nuestro vino. Por si esto fuera poco, la policía francesa estaba presente y al no intervenir, consintió la comisión del delito ante sus propias narices.

La queja de los agricultores franceses es que "podría haber" una bajada de precios de su vino, un vino que ellos venden a 70-80 euros/hectolitro y que España vende a 30 ó 40 euros/hectolitro. ¡¡¡Como si nosotros tuviéramos la culpa!!! Les aseguro que los productores españoles estarían encantados de poder vender al mismo precio que los franceses, pero a ese precio no somos competitivos… ¡Ojalá nos compraran a nosotros el vino a 80 euros! Además, los vinos franceses son más caros también por una serie de razones, como el precio de un jornal en el campo aquí y allí, la presión impositiva (más elevada en Francia que en España), etc.

Lo que hacen es un absurdo: primero, porque los camiones vertidos se dirigían a Austria, no era vino que hiciera competencia directa al vino francés en su territorio. Y segundo -y sé de lo que hablo, viví doce años en el país vecino y trabajando en el sector del vino- porque durante décadas los productores franceses se han hinchado de comprar mosto y vino en España en años de malas cosechas en Francia, para llevárselo a su país, mezclarlo con el suyo y embotellarlo como vino francés, bien sûr. Barcos cisterna salían cargados del puerto de Cartagena (Murcia) dirección Marsella y camiones cisterna atravesaban España desde La Mancha, sobre todo, para ir allende los Pirineos. Y según los últimos datos de la Agencia Tributaria (AEAT, Aduanas), sobre las exportaciones españolas de vino en los doce meses de octubre 2013 hasta octubre de 2014 (últimos datos disponibles), y analizados por el Observatorio Español de Mercados del Vinos, Francia es el primer destino para los vinos españoles en volumen en el interanual a octubre de 2014 con 494,6 millones de litros y un aumento del 36,3% respecto al interanual a octubre de 2013. Muestra un precio de 50 céntimos por litro, muy inferior a la media y a la baja por lo que ocupa la tercera plaza del ranking en valor con 245,8 millones de euros. Siguiendo con los datos de AEAT para el interanual a octubre de 2014, se observa un mayor aumento de ventas en aquellos destinos más enfocados a los vinos a granel. Es decir, seguimos vendiendo graneles a Francia. No quiero acusarles de ilegalidad (¿siguen mezclando nuestros vinos con los suyos y embotellando como "vino francés"?), ya que el problema de la falta de azúcares y por tanto de grado alcohólico en los vinos franceses lo han solucionado con la chaptalización, es decir, con la adición de azúcar exógeno para aumentar el grado alcohólico en la fermentación: si el mosto resulta con una graduación potencial de 6% vol., está la medicina de adición de sacarosa en cantidad bastante para que el vino resultante tenga un grado alcohólico de al menos 12% vol. El negocio está en el volumen de producción y en el bajo precio de la sacarosa, en relación con el costo de conseguir esos 12º en el campo, con prácticas vitícolas que respeten el potencial de fotosíntesis en función de las condiciones climáticas. Podemos decir que la chaptalización rompe este equilibrio y desordena la economía del sector. La chaptalización nació en Francia y se ha extendido por otros países de Centroeuropa, como Alemania, Austria, Suiza, Eslovaquia, Eslovenia, Chequia, etc. La chaptalización no estaba autorizada por la Organización Internacional del Vino y la Viña (OIV) en el año 82, pero por la presión de Francia, Alemania y otros países, se autorizó por mayoría de votos, en contra de la voluntad de España, Italia, Portugal y Grecia.

No estaría de más comenzar por contarle al mundo algunas prácticas francesas más o menos dudosas y que a los españoles se nos oyera también decirles estas cuatro verdades a quienes consienten, arropan y disculpan los actos vandálicos.

En protesta por este incidente y otros anteriores, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación convocó al embajador francés en España, Yves Saint-Geours, a una reunión en la sede del departamento en la que se ha trasladado formalmente el malestar del Gobierno español y se ha pedido a las autoridades francesas que garanticen la libre circulación de personas y mercancías por su territorio. Desde la Embajada francesa en Madrid se ha querido subrayar, no obstante, que estos incidentes son hechos aislados y que son centenares, si no miles, los camiones que cada año cruzan entre ambos países sin problemas. Aun así, el Gobierno francés informa de que existen contactos entre las dos Administraciones encaminados a prevenir este tipo de situaciones, además de que se trabaja para fomentar el diálogo entre las asociaciones de productores de los dos países con el fin de favorecer un mejor entendimiento mutuo.

El susto a los camioneros, trabajadores que solamente cumplían con su obligación, la perdida de dinero y tiempo, eso, nadie lo recordará en unos días. Nosotros, tampoco lo recordaremos y seguiremos comprando en las grandes superficies de alimentación dominantes en España, que son de capital francés.

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