Ya tenemos un acuerdo definitivo para que en Granada haya dos hospitales completos. Es una victoria sin precedentes de la comunidad sanitaria, de las organizaciones sociales y, sobre todo, de la ciudadanía consciente de lo que nos jugábamos en esta partida.

Demostrado lo que nos importa la salud, hagamos que nuestros Gobiernos la tengan en cuenta para evitar precisamente que enfermemos y tengamos que ir a los hospitales. Para ello necesitamos revertir los recortes de la última década reforzando la atención primaria y los servicios de salud pública.

Además, las políticas públicas deben considerar la diversidad de personas que habitan nuestra ciudad, incluyendo la parte vulnerable de nuestra población, que debe ser atendida según sus condiciones específicas. En Granada, el porcentaje de mayores de 60 años crece, como en la mayoría de ciudades españolas (llegará al 30% en 2030). Además, mucha gente sufre enfermedades crónicas, aunque no sean visibles, y, finalmente, los niños y las niñas que llenan de alegría nuestras calles y plazas, también necesitan una atención especial. Una ciudad con calidad para sus habitantes más vulnerables es una ciudad con mejor calidad para toda la comunidad.

Para definir esta ciudad mejor, tenemos un instrumento todavía demasiado desconocido que se llama Plan de Salud Municipal, que debe incluir acciones específicas para nuestros barrios, empezando por la disminución de las desigualdades sociales. Como ha estudiado el profesor Antonio Daponte, el paro, la precariedad, la pobreza o los desahucios constituyen riesgos evidentes para la salud humana, por lo que las políticas de desarrollo y empleo deben ser una prioridad.

Un segundo objetivo debe vincularse a la mejora de la calidad del medioambiente urbano. Reducir los niveles de contaminación, facilitar la movilidad peatonal o en bicicleta -ligada, si es necesario, al transporte público- mejoraría ostensiblemente nuestra salud, y reverdecer nuestra ciudad disminuiría las temperaturas medias y los picos del verano, que están aumentando debido al cambio climático.

Y un tercer objetivo de entre muchos otros sería la promoción de las prácticas deportivas y una dieta sana en todas las edades. La ciudad y sus infraestructuras deben favorecer el deporte con espacios adecuados y costes adaptados a la renta de cada cual. Reducir la obesidad y el sobrepeso es un desafío importante. Empecemos por el fomento del consumo de productos locales y de temporada, porque así además generaremos empleo. ¿Alguien tiene más ideas? Seguro que sí. Propónganlas porque a partir de ahora nuestros Gobiernos van a escuchar a nuestra ciudadanía, no les queda otra.

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