La historia reciente de Susana Díaz evoca un episodio que Slavoj Zizek relata en su libro En defensa de las causas perdidas. Cuenta el filósofo esloveno que "El Premio Darwin 2001 al acto más estúpido fue concedido a título póstumo a una pobre mujer de la Rumanía rural que se despertó durante su procesión fúnebre. Al salir del ataúd y darse cuenta de lo que ocurría, huyó corriendo, loca de terror, y fue atropellada por un camión; murió al instante. Así que la volvieron a meter en el ataúd y la procesión continuó". Susana Díaz echó un pulso al destino en el instante en que apostó por Pedro Sánchez como candidato a la secretaría nacional del PSOE pensando que sería un muñeco, un hombre manejable que le permitiría a ella dirigir el partido desde la sombra hasta que pudiera hacerlo a las claras del día. Cuando Sánchez se atrevió a tomar decisiones, y anunció que votaría contra la investidura de Rajoy, Díaz encabezó el motín que forzó su defenestración. El problema fue que Sánchez sobrevivió y conquistó de inmediato la simpatía de gran parte de la militancia. De ahí que quien fuera su candidato y su víctima pueda llegar a convertirse en su verdugo, en su destino. De ahí la ferocidad de la campaña cuando Díaz aún no ha anunciado de manera oficial su candidatura.

El secretario de Granada capital, Chema Rueda, ha manifestado a un digital que "la gente está acojonada", que las direcciones provinciales apoyan a Susana, que "persiguen a quienes no se suman a las convocatorias". Las declaraciones son explosivas por lo que rebelan y porque jamás en 35 años un cargo orgánico había cuestionado con tal vehemencia la limpieza de unas elecciones internas. Lo peor, para Susana, es que Rueda verbaliza lo que muchos piensan. Escandaliza que Mario Jiménez, el portavoz de la gestora, sea también el del Grupo Socialista en el Parlamento andaluz, esto es, el portavoz de Susana. Y asombra que esa misma gestora cuestione la financiación de Sánchez cuando la presidenta usa la agenda y los medios del partido y/o la Junta para costear su campaña. ¿O alguien imagina que el viaje a Madrid en el que la aclamaron alcaldes y concejales de toda España salió gratis o lo pagó de su bolsillo? La batalla será cruel y se librará pueblo a pueblo. Susana y los suyos acuden dispuestos a matar o morir, porque les va en ello el destino, el que empezaron a forjar la noche en que las televisiones transmitieron en directo el atentado contra Sánchez.