Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Cuentos de la Perra Gorda

Coco nos ha contado las historias de su vida, pero lo que aterra, descacharra o enternece es la vida de sus historias

Todo lo que había leído hasta hace meses en relación con la sede de la Tesorería de la Seguridad Social en Granada, el imponente edificio modernista de Gran Vía bautizado por el ingenio popular como la Casa de la Perra Gorda, eran informaciones estadísticas o consideraciones sobre su interés arquitectónico y delicado diseño interior. Hasta que llegó Coco y lo llenó de vida. Lo ha hecho en un libro en el que relata los emociones, las angustias y las alegrías de algunos de los ciudadanos que habían empezado a trabajar tras finalizar la Guerra Civil española y pasaban por el lugar en las décadas de los setenta y ochenta con la intención de tramitar su pensión. Coco, María del Mar Vida, que trabajaba entonces allí, describe con firme pulso literario anécdotas, situaciones y personajes peregrinos de las más diversas clases sociales en aquella ciudad, aún ágrafa, en la que muchos hombres y mujeres hablaban avergonzados y de manera casi clandestina a los funcionarios para que quienes les rodeaban no advirtiesen que no sabían escribir ni firmar. Lo realiza con una mirada socarrona al tiempo que bondadosa, especialmente con los ciudadanos más humildes y desvalidos; y consigue convertir la Casa de la Perra Gorda en una especie de sucursal granadina de Yoknapatawpha o Macondo, en el escenario de escándalos, chanzas, dramas y ataques de malafollá que lindan en ocasiones con el realismo mágico. Remedando a Éluard: hay otras vidas, pero están en ésta.

Hermana mayor de Juan, el pintor, Coco demuestra a diario con sus textos en las redes una destreza y un sentido del humor rarísimos en una diletante, en alguien que escribe por vocación, sin obligación profesional ni propósito económico. Se ha atrevido a publicar años después de jubilarse, ante la insistencia de familiares y amigos, y su libro, Cuentos de la Perra Gorda, ha sido seleccionado entre los semifinalistas del Premio Andalucía de la Crítica. En un mundo, el de la literatura, sobresaturado de profesores universitarios, su caso confirma que el talento no se aprende, que a escribir se enseña, pero no a escribir con gracia. La misma gracia que muestra Mónica Doña, esa enorme poeta que el año pasado llegó hasta la final del mismo premio, al felicitarla diciéndole por Facebook: "Las mujeres empezamos escribiendo de la lista de la compra y acabamos escribiendo El Quijote". Coco nos ha contado las historias de su vida, pero lo que aterra, descacharra o enternece es la vida de sus historias.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios