Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

¡Viva Freetour!

Demuestra lo engrasada que está la Administración, que sigue funcionando, mejor si cabe, cuando se ausentan sus dirigentes

Mienten quienes dicen que Fitur supone un dispendio, una farra institucional. Que la Feria Internacional sólo propicia el turismo interior y convierte a Madrid en el rompeolas peninsular, en la orilla a la que van a desembocar las mareas, los mareos y las resacas de miles de representantes públicos. Que la fiesta acabó en 2008 pero ellos siguen bailando y reviviendo el milagro de los panes de Viena y de los peces en salsa verde. Que tiran alegremente de tarjeta local, provincial o autonómica mientras Hacienda amenaza con intervenir 600 ayuntamientos. ¡Mienten! Los beneficios de Fitur son múltiples. Permite que hasta el penúltimo concejal de Castillo de Lodazales viaje dos, tres o cuatro días hasta la capital para quitarse el pelo de la dehesa y conocer la dirección del ministerio pertinente. Y su repercusión mediática es enorme. Posibilita, por no ir muy lejos, que los medios locales informen y los cordobeses se enteren de lo hermosa que es la Mezquita, de la luminosidad de su sol, del hechizo de su claro de luna, de lo diversa que es la provincia y de que allí está todo al lado y un visitante puede brincar por la mañana por Sierra Morena y bañarse por la tarde en las playas de Málaga tras un brevísimo viaje en AVE.

Hay quien se refiere a esta feria como Freetour, la apoteosis del gratis total en la que concejales, diputados provinciales, representantes autonómicos y allegados varios acuden con el disciplinado entusiasmo de los miembros del ejército congoleño a poner el cuerpo mientras el resto del país cubre a escote los gastos del viaje y la comida. ¡Y pone también la cama! Son los mismos que pretenden que el Gobierno aplique de inmediato el 155 y suspenda lo que consideran un inquietante canto al hecho diferencial, un desvío de fondos públicos para financiar el patriotismo chico, tan chico como la viruta de jamón de pata negra. No es mi caso. Creo que Fitur produce grandes beneficios publicitarios, especialmente a los hosteleros, y sirve para demostrar lo engrasada que está la Administración, hasta el punto de que sigue funcionando, mejor si cabe, cuando se ausentan en masa sus dirigentes. Y después están las lenguas pérfidas, las que preguntan qué misión cumple en la Feria Internacional semejante tropel de cargos electos que ni idiomas hablan. Falso de toda falsedad. He oído con atención entrevistas realizadas en estos días y puedo asegurar que, aunque con grandes dificultades, los hay capaces de chapurrear frases inteligibles en castellano. ¡Por éstas!

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