Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Wyoming and Motos for presidents

¿A quién se vota el día 23: a Sánchez, a Feijóo o a Wyoming y Motos No lo tengo muy claro

En tiempos de Antonio y Manuel Machado –el de las dos Españas– importaba más qué se decía que en dónde se decía. Si te publicaba Espasa o la Revista de Occidente, podías pasar muy bien por un intelectual, pero si lo que escribías era una tontería, ni Espasa ni la Revista de Occidente te libraban de ser considerado un lerdo. El medio no era el mensaje. Dos poemas de los Machado muestran claramente que militaron en Españas distintas. No sé donde se publicó el poema de Manuel La sonrisa de Franco resplandece (1937) en el que llama al dictador “Caudillo de la nueva reconquista”, ni tampoco dónde vio la luz el soneto de Antonio A otro conde don Julián (1938) en el que llama traidor al general golpista. Se publicaran donde se publicaran, su rotundidad dependía poco del medio que los publicó. Me da fatiga pensar que los carísimos asesores de Sánchez y Feijóo no hayan estudiado al filósofo canadiense MacLuhan que ya en 1964 puntualizó que en la televisión el medio es el mensaje: si vas a programas de entretenimiento o de humor o de basura sentimental, al final tu mensaje no se diferencia del de los cómicos Wyoming y Cristina Gallego, del de Trancas y Barrancas del Hormiguero o del de Tamara. Sí disfrutas de una audiencia notable, transversal, la que no se consigue en un mitin de partido, donde se reúnen los fieles para derretirse con las paparruchadas electorales de los líderes, pero banalizas tus propuestas, te conviertes en un ‘gracioso’ más de los que pasan por el programa pero con mucha menos gracia porque el ejercicio del poder está reñido con la risa. El poder, hoy, ‘follece’, como dicen en mi pueblo, ahogado en un mar de mentiras solemnes. La noche del debate, como Machado, intenté distinguir las voces de los ecos y, por mucho que me esforcé, solo oí ecos, ninguna voz de verdad. Carecí de la sensibilidad necesaria para detectar verdades en la voz de Feijóo o en la de Sánchez. Ecos, solo ecos. Pero, pierda quien pierda, me consuela saber que tendrá trabajo como hormiga con Motos o como payaso con Wyoming. Me hubiera dolido mucho que alguno de estos dos prohombres, derrotado, se viera condenado a vivir de la caridad, sin oficio ni beneficio y sin techo, huésped de algún incómodo banco público. Ellos se lo merecen. Y la España de charanga y espectáculo se lo tendrá en cuenta.

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