Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Lo que diga Rivera

Todo lo que haga y diga Ciudadanos estará bien, incluso si supone la continuidad del lodazal político nacional

Pedro Sánchez lo ha hecho. Ha presentado una moción de censura para sustituir en la Presidencia de la nación a Mariano Rajoy, deslegitimado por la corrupción sideral del partido que lo sostiene y el hecho, avalado por la Justicia, de que ha ganado elecciones dopado con dinero sucio desde 1989. Albert Rivera ha respondido anunciando que no dará el sí a un Gobierno oxigenado por Podemos y los independentistas. Donde antes sólo veía españoles, ahora ve españoles malos, "populistas" y gente que "quiere romper España". Anteayer, sin embargo, calló cuando el PNV, heredero de quienes recogían las nueces que caían del árbol que otros movían, ofreció su voto al PP para aprobar los presupuestos a cambio de prebendas para el País Vasco que costearían los habitantes del resto del país. Rivera puede prestar su apoyo a la moción y lograr así que el PSOE sustituya al Partido Popular sin depender de los nacionalistas. Pero eso contraría toda su estrategia, que pasa por aguardar a que las severas condenas de la Gürtel originen una reacción en cadena de declaraciones y filtraciones que suma al PP en un infierno nuclear y facilite su llegada a la Moncloa. Si Pedro Sánchez consigue la Presidencia de la nación existe una posibilidad (quizá remota, pero posibilidad al cabo) de que mejore su imagen pública, aumente el número de sus votantes y opte, tras una hipotética victoria en las próximas elecciones, por un gobierno a la portuguesa. Esa opción es inaceptable para los dueños del dinero, que ya han empezado a presionar con una doble amenaza: la subida de la prima de riesgo y la caída del IBEX 35.

Los medios de comunicación madrileños, conscientes de la pronta fecha de caducidad del PP, se han alineado de inmediato con Rivera. Unos rechazan la iniciativa y otros claman por elecciones anticipadas. La cuestión es que la nueva derecha sustituya a la vieja derecha, que se aborte cualquier cambio en la política económica ultraliberal, que continúen los sueldos míseros, las condiciones de trabajo precarias, los recortes en pensiones, los abusos de las grandes compañías, la fiscalidad favorable a los más fuertes y la concentración de riqueza a costa de una desigualdad social intolerable. Ese es el escenario: todo lo que haga y diga Ciudadanos estará bien, incluso si supone la continuidad del lodazal político nacional. Y Albert ya se ha envuelto en la bandera. ¡Aunque la bandera no pueda ocultar tanta mugre!

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