Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

¿Quién nos pregunta?

¿Dónde queda la opinión de los más de 230.000 granadinos sobre si queremos o no más arboricidios en la ciudad

Para que una democracia sea plena, la participación ciudadana debe ser real, y eso sólo se consigue mediante consultas populares frecuentes sobre cuestiones de interés. A estas alturas de nuestra democracia, nadie duda de que en España las consultas populares brillan por su ausencia. No voy a entrar en que nadie nos ha preguntado por la amnistía, los indultos, la Ley del sólo sí es sí… y es que un Ejecutivo que cree que “la soberanía nacional reside en el Congreso” –Bolaños dixit– nunca consultará a sus “súbditos”.

Aparte el panorama nacional, voy a centrarme en una cuestión local que nos ha afectado directamente a los granadinos y sobre la que nadie ha pensado ni tan siquiera en consultarnos. Me refiero a la reciente tala de los naranjos de la plaza de la Universidad, porque, al parecer, un profesor de la Universidad Loyola de Andalucía ha decidido que “no tiene sentido” la presencia de tales naranjos o de “cualquier elemento de naturaleza ornamental…, arbolado…” en la fachada de la Iglesia de San Justo y Pastor, “porque impiden de manera notable la contemplación, disfrute y conocimiento de esta obra de arte singular y excepcional”.

Olvidan este experto y las autoridades que han propiciado esta tala, que dichos naranjos –por cierto, tan autóctonos de Granada como de Sevilla– estaban en perfecto estado de salud y no había ningún riesgo para la iglesia ni los viandantes que aconsejara su retirada. También olvidan que estas decisiones deberían consultarlas a los granadinos, porque quizás no coincidamos con esta drástica tala, que ya no tiene marcha atrás. Decisión de Ayuntamiento, junta andaluza y un experto, ¿dónde queda la opinión de 230.595 habitantes sobre si queremos o no más arboricidios en nuestra ciudad?

El argumento de que tapan un BIC no tiene un pase, porque el Patrimonio Histórico tiene que convivir en armonía con el Patrimonio natural, y estos árboles eran seres vivos que formaban parte del escasísimo Patrimonio natural que nuestros consistorios han dejado en Granada, que -aparte ideologías- se han abonado al arboricidio y el cementazo, como si ya no tuviéramos bastante con la suciedad y las pintadas que inundan nuestras calles y monumentos, que sí que deberían ser eliminadas de inmediato.

Los árboles son seres vivos que hay que respetar y no pueden talarse por opiniones, hay que preguntar a los vecinos, porque son y dan vida y constituyen islas climáticas ¿Quién no se ha refugiado del calor bajo esos naranjos en época de exámenes? ¿quién no ha olido su perfume de azahar?

¿Quién nos pregunta a los granadinos? Nadie, nunca..

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