Cambia, todo cambia

Otro susto en el transporte

Ya era hora de que el PSOE cumpliera su promesa electoral, pero no debería cometer los mismos errores que el PP

Quienes utilizamos el transporte público en Granada no ganamos para sustos. Un mal día de 2014, el PP anunció un horrendo cambio en los autobuses urbanos y nos colocó un engendro llamado LAC, que no era ni un autobús normal, ni era un metro, ni tampoco llegaba a parecerse a los sistemas de transporte masivo que están utilizando ahora muchas grandes ciudades imitando el modelo eficiente y barato de Jaime Lerner en Curitiba (Brasil). Así, Torres Hurtado, sin participación ciudadana y sólo utilizando unas encuestas que habían contestado principalmente quienes vivían en el centro, obligó a miles de personas a hacer diariamente incómodos transbordos. Y todo ello con grandes e innecesarios gastos que se sumaron a la enorme deuda económica que sus señorías imputadas nos han dejado.

Después llegó el metro, aunque ahí no hubo susto ya que tuvimos tiempo suficiente para acostumbrarnos a las vías y a los trenes fantasma que cruzaban nuestra ciudad en aquellas interminables pruebas. Curiosamente en este caso la nueva infraestructura sí ha facilitado la vida de la gente, y la respuesta de Granada ha estado a la altura con un uso mucho mayor del estimado en los estudios previos. Eso sí, el susto se lo han llevado municipios como Atarfe, que han perdido frecuencias en los buses metropolitanos sin que la Junta de Andalucía haya previsto la conexión con el metro mediante buses lanzadera.

Pero el lunes Cuenca decidió que ahora le tocaba a él darnos un susto, y nos presentó al Frankenstein de la movilidad: una recuperación de las líneas antiguas mezcladas con las nuevas. Igual que Torres Hurtado, la reforma nace de espaldas al metro y a los buses metropolitanos, a pesar de que la capital es uno de sus destinos principales.

Ante este panorama, es necesario apostar por una intermodalidad clara con el metro como principal eje de transporte público y debemos evitar a toda costa que en Granada ciudad se solapen las líneas de transporte metropolitano con las urbanas pues todas deberían formar parte de un sistema compartido con intercambiadores cómodos y rápidos. Y, entre muchas otras cosas, también es clave diseñar al menos tres líneas de transporte masivo y de paso frecuente complementarias al metro mientras conseguimos que los tranvías vuelvan a recorrer el área metropolitana como lo hacían hasta los años 70. Ya era hora de que el PSOE cumpliera al menos la promesa electoral de eliminar el LAC, pero no deberían cometer los mismos errores de sus predecesores, así que hagan el favor de escuchar a la gente que sufre el tráfico y las carencias del transporte público en Granada.

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