José Luis Maestro. Presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Orujo de España

"Pretenden que volvamos a los tiempos en que se tiraban los alpechines al río"

  • Las industrias extractoras de orujo, en pie de guerra contra las nuevas normas del Gobierno

El sector de las extractores de aceite de orujo se ha destapado. Los orujeros, normalmente silenciosos y con escasa presencia pública, han decidido dar un paso adelante ante el problema que se les viene encima: un cambio de normativa que arruina sus inversiones.

-Mucha gente no sabe el peso económico y social de las empresas orujeras.

-El problema es que no hemos sabido vender lo que hace este sector. La gente no sabe que de la molturación de una aceituna sólo el 20% que se extrae es aceite y el resto es agua, hueso, pulpa. El aceite se comercializa pero mucho más importantes son los subproductos que se aprovechan como biomasa y también se convierten en energía a través de plantas de cogeneración. Lo que pasa es que no hemos sabido explicar nuestra actividad a la sociedad y ahora lo estamos pagando, porque no nos tienen en cuenta.

-Sin embargo, ahora se encuentran con cambios radicales en las condiciones de las primas a las renovables.

-Nosotros trabajamos y hemos venido planificando nuestras inversiones de acuerdo con el decreto vigente 661/2007, que planteaba un marco regulatorio para 15 años. El sector apostó fuerte por esto he hizo inversiones por 40 millones de euros en plantas de cogeneración. Sin embargo, el panorama nos cambia radicalmente según el borrador que ha avanzado el Ministerio de Industria y Energía, que pasa a penalizar la energía renovable y por tanto la cogeneración y según el cual la prima actual por kilovatio producido pasaría a reorganizarse en tres ingresos llenos de incógnitas que provocan una inseguridad jurídica de primer orden. Con iniciativas como éstas a ver quien va a querer invertir en España, luego hablan de la Marca España.

-Además, su negocio de cogeneración eléctrica a partir del aprovechamiento de los subproductos tiene un negocio importante en el exterior.

-Ahora mismo el biogás que se produce se exporta en un 50%, principalmente a Polonia y el Reino Unido. Sin embargo, la capacidad de producción de energía del sector apenas alcanza los 250 megavatios, de los 6.000 que hay en cogeneración, mientras que en generación de electricidad por biomasa no suma más allá de los 150 megavatios, una cantidad muy pequeña respecto a otros sectores pero que a nosotros nos resultan fundamentales para nuestra supervivencia.

-Y si se vieran obligados a cerrar por falta de rentabilidad, ¿qué consecuencias habría?

-Debido a esos cambios que afectan a las condiciones las plantas con cogeneración eléctrica o generación de biomasa procedente del olivar se podrían perder entre el 35 y el 45% de sus ingresos así como la destrucción de unos 1.500 empleos directos y 7.500 indirectos, eso sin contar con las pérdidas para los agricultores a los que ahora se les está pagando por la entrega de los subproductos.

-¿Qué medidas de presión piensan adoptar para intentar que sean atendidas sus peticiones?

-Ya estamos con un cierre de las plantas durante tres horas diarias, pero a partir del día 13 nos volveremos a reunir responsables de todos el sector en una asamblea para ver qué hacemos.

-¿A cuantas empresas afectan esas medidas?

-Actualmente somos 17 empresas orujeras, la mayor parte de ellas instaladas en Andalucía.

-¿Han contactado ustedes con el ministro Soria?

-El proyecto de Industria ha dejado estrangulado al sector. Hemos intentado dirigirnos al Ministerio pero no hemos conseguido nada de nada, ni la mínima atención. Todo lo contrario que el apoyo que hemos recibido por parte del ministro Arias Cañete, que nos consta que ha hecho gestiones ante la Dirección General de Industria para que nos atiendan ante este problema. Pero en industria sólo preocupa el déficit tarifario y si sigue adelante con sus planes dará directamente en nuestra línea de flotación. Las mitad de las industrias con plantas cogeneradoras estarían condenadas, y la otra mitad también iría, aunque en menor medida, al desastre.

-Ya tuvieron un grave problema hace una década, entonces con el Ministerio de Sanidad, que hizo desaparecer el aceite de orujo de tiendas y supermercados.

-Aquel fue un golpe muy duro del que costó mucho reponerse. La biomasa y la cogeneración era una buena alternativa.

-Sin embargo sí han recibido apoyo del resto del sector olivarero.

-En ese sentido estamos muy contentos. Nos hemos visto arropados por todos, desde organizaciones agrarias a las industrias, cooperativas, pasando por la Interprofesional del Aceite del Oliva o la FIAB.

-Si las orujeras cerraran, ¿qué pasaría con los subproductos del olivar?

-Podemos retroceder más de 20 años, cuando los alpechines se contenían en balsas y frecuentemente se vertían en los cauces de los ríos contaminando el medio ambiente. Además, se distorsionarían los precios percibidos por el agricultor, que se quedaría sin la retribución por estas entregas. ¿Quien recogería estos residuos? Sin el trabajo de aprovechamiento de los subproductos del olivar se paralizaría el sector y el medio ambiente se vería muy perjudicado.

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