Caso ere

Convulsiones en el sindicato

  • Dos figuras emergentes en sus respectivos campos, la política y el sindicalismo, integraron ayer la nómina de detenidos en la Heracles II

Salvador Mera emergió en plena convulsión del sindicato UGT en Cádiz. Su último secretario general, Pedro Custodio González, había dimitido tras un uso incorrecto de la tarjeta del sindicato para pagos de carácter personal. De inmediato, congreso extraordinario y nuevas elecciones. En ese congreso, Mera se hacía visible por primera vez para muchos gaditanos. Su estilo hacía presagiar una ruptura total con el legado de su antecesor.

Nacido en Vejer, le gustaba decir que era un hombre sencillo y del campo. Muchos lo recuerdan micrófono en mano, lanzando soflamas populistas que arrancaban el aplauso de inmediato.

Ya era secretario general de UGT en Cádiz y nadie podía adivinar lo que ayer sorprendía a la provincia de Cádiz. Su procedencia: la Federación Agroalimentaria de UGT en Andalucía, donde había participado en numerosas negociaciones que habían acabado con cierre de empresas.

En un encuentro el que políticos, empresarios y economistas se afanaban en dar con una clave que hiciera remontar a la provincia de Cádiz en materia laboral y de empleo, Mera irrumpió con su frase: "Lo que no se puede es meter todos los huevos en el mismo canasto, hay que ir poco a poco".

Este pasado UGT celebró otro congreso extraordinario. Su contrincante fue Antonio Montoro, conocido portavoz ugetista en el colectivo Delphi. Mera volvió a ganar. Lo hizo después de sufrir, a finales de 2012, un ERE dentro de su propio sindicato. Se había despedido a personal de la central con las mínimas condiciones que marcaba la reforma laboral.

Y tras la victoria, el secretario general ugetista aseguraba: "Mientras UGT sirva para defender a los trabajadores, yo defenderé a UGT. El día en el que el sindicato no sirva para eso, yo seré el primero en irme. Como hoy no ocurre, este sindicato es la mejor herramienta de defensa de los trabajadores".

Mera ascendió en plena convulsión. UGT no para de temblar.

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