Barra libre de acampadas ilegales a los pies de Doñana
Vecinos y propios denuncian la degradación de la zona que se hace evidente con la ausencia de baños, duchas, contenedores y accesos a la propia playa
Postales idílicas muestran las extensas playas de Huelva. El dorado de su arena teñida por el azul del Atlántico, todo ello regado con una puesta de sol de ensueño. Las estampas que, seguro, no aparecerán en el spot promocional serán las de las acampadas ilegales con tiendas Quechua haciendo fila en primera línea de playa. Tampoco habrá imágenes de la basura amontonada sin control por la falta de contenedores ni de la ausencia de servicios mínimos –baños, duchas y accesos– para que los veraneantes puedan disfrutar de una joya como es el final de Mazagón, esa parte que se abraza a Doñana y que durante los meses de verano sufre el incivismo de muchos y la vista gorda de otros.
La playa de La Estrella –conocida popularmente como la playa del Arroyo Julianejo– lleva años siendo víctima de la degradación. Hecho que se acentúa durante la época estival. Lo demuestran sus aparcamientos convertidos en un camping improvisado para caravanas, pero también la ausencia de baños, de duchas y de bajadas habilitadas para visitantes y propios. Tampoco hay contenedores suficientes para los residuos que se acumulan. Sin ir más lejos, hace apenas un mes, Huelva Información se hizo eco de la acumulación de toneladas de basura en este enclave tras más de 20 días sin ser recogida. Las redes sociales dan fe gráfica de todo. Un vídeo publicado en Tik Tok por el usuario @fueradetv, el pasado 16 de agosto, muestra tiendas de campaña de todos los colores y formas. Un verdadero catálogo que más de una empresa de deportes querría vender. No es el único.
Lo cierto es que sobre esta zona se han pensado y repensado infinidad de planes. El último data de 2021. El documento del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que firma el técnico Manuel Santiago Marcos pone sobre la mesa “un proyecto para la restauración ambiental y paisajística del tramo dunar de la playa de Mazagón en la bajada del Arroyo Julianejo, al objeto de evitar la degradación actual a la que está sometido, recuperar volumen de sedimento y su cubierta vegetal de forma que pueda alcanzar un equilibrio ecológico sostenible en el tiempo”.
La actuación que se propone “se basa en el aporte de arena para la reconstrucción de la duna y la naturalización del paisaje y el restablecimiento de una cubierta vegetal, con objeto de fijar la duna. En la medida que la presión turística a la que se encuentra sometido el tramo es directamente responsable de su degradación, se propone además una canalización y ordenación de los accesos a la playa mediante pasarelas de madera para evitar pisar la vegetación, así como una limitación al acceso rodado hasta el límite interior de la servidumbre de tránsito, dejando expedita esta zona para el paso público peatonal y de los vehículos de vigilancia. Al objeto de evitar la erosión generada por la escorrentía que fluye por el arroyo en época de lluvias, se propone la canalización del tramo final del arroyo bajo la duna mediante un caño circular”. Todo buenas intenciones que nunca han llegado a materializarse.
"¿Por qué una zona con tanta proyección no está siendo aprovechada?"
Mientras tanto, los vecinos de la zona ven como el entorno, una joya del patrimonio natural andaluz, pierde su brillo. “Esto es el cuento de nunca acabar, un problema de toda la vida”, afirma con resignación Carmen M., propietaria de una de las viviendas de las conocidas como casas de Bonares, quien considera que “es una pena como tratan otras playas su entorno en comparación con nosotros”.
La reclamación de la comunidad de propietarios Dunas del Odiel pasa por levantar rampas, bajadas, aseos, contenedores y accesos para minusválidos. “Todos nos beneficiaríamos, porque no habría porquería ni suciedad”, denuncian los vecinos y hacen hincapié en que “no decimos que la gente no venga a la playa, pero hay que respetar las normas”. Lo cierto es que “nadie entiende por qué una zona con tanta proyección no está siendo aprovechada”. Hoy mismo se reunirán para abordar la problemática y emitir una queja formal a las autoridades competentes.
Esta sensación de insatisfacción es compartida por Manuel Rodríguez, oriundo del municipio costero. Subraya que el final de Mazagón es su sitio favorito pero en verano "no se me ocurre pisarlo, porque da verdadera vergüenza”. Este joven admite que cuando la Guardia Civil desaloja la zona de caravanas y tiendas de campaña, “otras nuevas regresan al poco tiempo”.
Tanto la Policía Local de Moguer como la de Palos de la Frontera han indicado a este periódico que todas las denuncias han sido atendidas y los infractores debidamente sancionados. Sin embargo, mientras el balón va de un tejado a otro, Rodríguez admite que “esto lleva pasando desde hace años”, porque “se corre la voz de que puedes estar allí durante todo el fin de semana sin que nadie te diga nada... es lamentable en verano y en invierno”.
El joven subraya que el Arroyo Julianejo se debería tratar “como un acceso más a la playa”, concretamente, “el último que tenemos en el pueblo y estar habilitado como todos, en lugar de estar lleno de basura”.
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