Coronavirus Andalucía

Las medidas serán "dolorosas" si la situación sanitaria lo demanda

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durante su intervención de ayer en el Parque Natural de Cazorla (Jaén).

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durante su intervención de ayer en el Parque Natural de Cazorla (Jaén). / M. J. López / EP

La cascada de nuevos contagios por coronavirus en Andalucía aumenta de caudal por semanas. Los 578 casos positivos notificados este miércoles suponen una marca insólita desde finales de abril, cuyo promedio de contagios de los últimos cinco días se acerca al medio millar. Con el objetivo de aplanar la curva –otra vez la curva–, las administraciones sanitarias acordaron el pasado fin de semana un conjunto de iniciativas que los presidentes de los diferentes gobiernos se encargaron de recordar ayer. No parece que sean las últimas medidas que se adopten.

El jefe del Gobierno andaluz, Juanma Moreno, anunció ayer la adopción de más iniciativas restrictivas, aunque no ha especificado. El tono de sus declaraciones, no obstante, revelan el grado de su preocupación: "Al Gobierno andaluz no le va a temblar el pulso para tomar todas las decisiones que tenga que adoptar, por muy dolorosas que sean, si la situación sanitaria lo requiere".

La tendencia estadística de las últimas semanas es la que es. Los contagios no dejan de crecer casi diariamente, también lo hacen las hospitalizaciones, que es una sencilla consecuencia de lo anterior a pesar, en efecto, del alto porcentaje de positivos asintomáticos y de la menor proporción de ancianos que contraen el Covid-19.

Las camas hospitalarias ocupadas por pacientes andaluces con coronavirus alcanzó ayer la cifra de 221, 25 más que el martes, que a su vez fueron 16 más que el lunes. La secuencia va empinándose poco a poco, sin prisa y sin pausa, así como la sensación de una cierta inquietud entre los profesionales sanitarios consultados, a pesar de que la saturación de los centros hospitalarios están aún muy lejos de alcanzar los niveles del pico –el pico de nuevo– de la primavera.

Andalucía, en la mita del escalafón de incidencia

De ahí la mezcla de confianza, precaución y alerta en el mensaje de los responsables políticos. Así lo hará de nuevo en la mañana de este jueves el consejero de Salud, Jesús Aguirre, en una rueda de prensa en la que dará cuenta del primer informe de brotes en su periodicidad semanal. De igual modo ha transcurrido el discurso que ha sostenido Moreno durante su comparecencia en Cazorla, en la que ha instado una vez más a la responsabilidad individual de los ciudadanos.

"Vamos a trabajar juntos a ver si conseguimos limitar y controlar esos brotes, que por ahora están controlados, y que no siga creciendo como está ocurriendo en el resto de España", ha dicho Moreno en unas declaraciones recogidas por Efe.

La referencia del presidente andaluz es coherente con la cifra que aporta el Ministerio de Sanidad en relación a los casos confirmados por PCR en los últimos 14 días por 100.000 habitantes. En esa clasificación, Andalucía sigue ocupando su mitad inferior, en este caso, la decimocuarta plaza con menor incidencia entre las comunidades autónomas.

Más movilidad, más contagios

Moreno, como el resto de dirigentes, era consciente de que se produciría el incremento de los contagios. "Es lo único que sabíamos cuando levantamos la limitación de la movilidad", ha dicho, aunque quizá no admitan públicamente que la magnitud de las cifras se haya descontrolado. Sobre todo, teniendo en cuenta que es agosto, los veraneantes no han vuelto en su totalidad y que no ha empezado el curso escolar ni el temido otoño y su patulea de miasmas y del resto de patógenos.

Los dirigentes temen la repetición del escenario de la primavera, tanto sanitario como económico. En Granada hay pueblos que han decidido confinarse, Málaga comienza a dispararse en contagios y hospitalizaciones y la provincia de Almería continúa siendo el principal foco, algo que reconoció el mismo Moreno, quien pasó al apartado de los avisos a los ciudadanos, principalmente a los jóvenes, ante la posibilidad de que las políticas en vigor no funcionen.

No sólo se perderán vidas, también será la economía. Y muchos jóvenes se verán afectados: "Significa malestar y sufrimiento y que pasemos un episodio negativo para la sociedad", recogió Europa Press.

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