"Es urgente una reforma de la ley electoral para acercar los políticos a los votantes"
José Bono
El presidente del Congreso de los Diputados esgrime su confianza en el futuro y su "idea de nación" como uno de los impulsos para superar la actual situación.
Sabe que su discurso cala, llega a quienes le escuchan y aprovecha cualquier oportunidad para ponerlo en práctica. Del único sitio donde no le sobran los pelos es en la lengua y hasta ese asunto lo esgrime como broma que zanja cualquier discusión. Así, en cuanto el rector de la Universidad de Almería aseguró que el suyo es un "ejemplo perfecto de la benevolencia con la que el tiempo trata a algunas personas" tuvo su réplica inmediata: "gracias, pero es el pelo". José Bono, presidente del Congreso de los Diputados hasta el próximo 12 de diciembre, protagonizó uno de los Foros de Almería más amenos con una defensa a ultranza de la idea de España por encima de cualquier nacionalidad excluyente de esa "idea común, de sentimientos que surgen de la necesidad de querer vivir juntos por encima incluso de los sentimientos de identidad que son defendibles". Un primer paso, la reforma de la Ley electoral para acercar a los "políticos a los electores".
Reclamó su derecho a discrepar, a no comulgar con unas mismas ideas, "a pensar por mí mismo" a "ser autónomo, independiente incluso de lo que diga mi propio partido". Para ello y consciente de que estamos a dos días del inicio de la campaña electoral reclamó un "cambio radical de la Ley electoral" para terminar con el desprestigio que sufre la clase política y que es más que evidente; para acercarse a los electos ya que lo que no puede ser es que hoy te vaya mejor si eres amigo de quien hace las listas que de los electores". Para ello, citó una conversación mantenida en los pasillos con el alcalde de Vícar, de quien dijo que "la clave era la cercanía a los problemas, a la gente; esa es la clave". Fue incluso más allá: "también es necesario reformar los partidos, también el mío. No se puede continuar diciendo las cosas milimétricamente tal y como las dice el jefe, porque eso significa que sólo hay uno que piensa, o que no piensa ninguno".
Su convencimiento parte de una idea, "la política está en horas bajas" porque "si un político se equivoca saldrá, bien porque se lo hagan saber la oposición, o incluso los propios correligionarios".
No hacía falta después de 6 legislaturas como presidente de la comunidad de Castilla La Mancha, ministro de Defensa, consejero de Estado y presidente del Congreso, pero "yo soy político y quiero reivindicar la política como un decálogo patriótico".
Esos "cambios, muchos de ellos radicales" tratarían en su opinión de "combatir el "pesimismo económico y emocional que se vive en nuestra sociedad, llena de personas que encuentran cierto placer en decir lo mal que está todo", algo que "no resuelve los problemas". Es por ello por lo que su intervención de ayer fue un canto al optimismo, a las posibilidades de España "por encima del Estado" buscando una "eficacia más que necesaria, ya que aquel cargo que no sea eficaz es un inútil y yo prefiero una persona que trabaja en Andalucía que un holgazán castellano manchego".
Esta esencia es la más trascendente, mucho más que el voto: "es más importante ganar la partida del futuro que ganar las elecciones; es más importante ganarle a ETA y dar empleo a las personas que están en el paro y que quieren trabajar, ganar para quien más lo necesita". Bono en estado puro.
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