el caso Marta del Castillo

¿Qué sabe el Cuco del paradero de Marta?

Javier García Marín, el Cuco, y su madre, sentados en el banquillo de los acusados en el juicio por falso testimonio. Javier García Marín, el Cuco, y su madre, sentados en el banquillo de los acusados en el juicio por falso testimonio.

Javier García Marín, el Cuco, y su madre, sentados en el banquillo de los acusados en el juicio por falso testimonio. / EFE

Escrito por

· Jorge Muñoz

Redactor jefe / Tribunales

Más de 13 años después del asesinato que conmocionó a toda España, la Justicia sigue sin haber podido dar respuesta a la incógnita de dónde está el cuerpo de Marta del Castillo. El juicio celebrado esta semana al Cuco y a su madre sólo ha servido para acreditar que ambos mintieron cuando declararon en el juicio a Miguel Carcaño y ha vuelto a dar el enésimo zarpazo a la familia de la joven asesinada, que tenía puestas muchas expectativas en este proceso. Para la familia era como una de las últimas balas para intentar dar con el paradero del cuerpo.

De la sorpresa inicial que supuso el reconocimiento expreso por parte de Javier García Marín y su madre de la falsedad en sus testimonios se ha pasado a una comprensible decepción, al conocer que ambos se acogían a su derecho constitucional a no responder a las preguntas de las acusaciones y que la juez rechazó continuar con la práctica de las pruebas, sobre todo la esperada declaración de Miguel Carcaño. Un juicio que se desinfló nada más arrancar, en la primera sesión y en el que sólo se admitió que declararan los padres para valorar el “daño moral” causado por las mentiras que los acusados han mantenido durante todos estos años.

La confesión del Cuco y de su madre plantean muchos interrogantes. El principal consiste en determinar qué sabe realmente el Cuco del asesinato de Marta y sobre todo de su paradero, ¿qué hicieron con el cuerpo?

Los abogados del Cuco y de su madre, Agustín Martínez y Rafael Ramírez-García del Junco se han afanado estos días en poner de manifiesto que, por mucho que se lo han tratado de sacar, el Cuco y su madre niegan que conozcan dicho paradero. “Le hemos preguntado más de 200 millones de veces si saben dónde está el cuerpo y nunca nos han dicho nada”, explicó ayer a este periódico Agustín Martínez.

Rosalía García Marín y su hijo, que oculta su rostro, junto al abogado defensor Agustín Martínez. Rosalía García Marín y su hijo, que oculta su rostro, junto al abogado defensor Agustín Martínez.

Rosalía García Marín y su hijo, que oculta su rostro, junto al abogado defensor Agustín Martínez. / josé ángel garcía

En este sentido, aseguran que han tratado de convencer a Javier García Marín “hasta la saciedad”, haciéndole entender que si dice dónde está el cuerpo o aporta algún dato que pueda llevar a la localización de los restos ya no le perjudicaría, sino todo lo contrario, que pasaría de ser considerado “un villano a un héroe”, pero la respuesta, abundó el letrado, siempre ha sido la misma. “Yo ya he cumplido mi condena y no sé dónde está el cuerpo de Marta”, es la contestación que los letrados afirman que siempre han recibido del Cuco en todas esas ocasiones.

El supuesto desconocimiento que alega el Cuco no convence a nadie y mucho menos a la abogada de la familia de Marta, Inmaculada Torres, que señala que al haber reconocido que estuvo en el piso de León XIII donde ocurrió el crimen, Javier García Marín tiene que saber “quién estuvo allí, qué pasó allí, qué se encontró y donde llevaron a Marta”. Después del juicio ha quedado demostrado que mintieron “con la intención de engañar al tribunal, porque Javier estuvo en León XIII la tarde del 24 de enero de 2009, colaboró en las labores de ocultación, no vio a su padre a las 23:30, y no estaba a en su casa a partir de las 1:30, en el tramo horario que fue calificado por la Policía como apagón telefónico porque ninguno de los demás acusados en el juicio de mayores estaba localizado”, dice la abogada.

Los abogados de la defensa insisten en que el Cuco dice que “no sabe” dónde está Marta

La letrada de la acusación insiste en que el tribunal fue “inducido a error porque contó con la declaración mendaz de Rosalía”, y concluye que el reconocimiento del falso testimonio al tiempo que se acogen a su derecho a no declarar “para no dar razón del paradero de Marta denota una crueldad”. De ahí que haya pedido que se les impute un nuevo delito contra la integridad moral a los padres.

Ante la ausencia de nuevas revelaciones, conviene regresar a la instrucción de la causa judicial, para ver si en la misma se pueden encontrar elementos que puedan aportar alguna luz sobre el conocimiento que tiene el Cuco del asesinato y la desaparición de Marta. Para ello, hay que volver a lo que dijo en la fase de la instrucción, como cuando intervino en la reconstrucción judicial de los hechos que se realizó en el piso de León XIII. En esa prueba, que fue grabada en vídeo en presencia del juez que investigaba el asesinato, el Cuco relató cómo ayudó a sacar el cuerpo de Marta del domicilio, una declaración de la que posteriormente se retractó.

En esa reconstrucción, el Cuco contó con todo detalle cómo Samuel Benítez entró delante de él y al llegar al salón comedor vio el cuerpo de Marta tendido en el suelo (véase el vídeo adjunto). En esa prueba también situó a Miguel Carcaño y a su hermano Javier Delgado en la escena, añadiendo que Samuel cogió el cuerpo por un lado y él por el otro, saliendo de la casa.

Otro dato que forma parte del caso. En la sentencia dictada el 24 de marzo de 2011 por el juez de Menores –que condenó al Cuco por un delito de encubrimiento–, el magistrado ya mostró su total convencimiento de que Javier García Marín conocía el paradero del cuerpo de Marta, y le reprochó precisamente que no hubiese mostrado “ningún síntoma de arrepentimiento” ni hubiese pedido perdón a la familia de Marta. “El menor acusado no ha querido desvelar el lugar o destino que dieron al cuerpo cuando este juzgador tiene la plena convicción de que dicho menor conoce el lugar exacto en el que se encuentra el cuerpo de Marta o el destino que dieron al mismo o, cuando menos, dispone de datos ciertos que podrían llevar al lugar en el que el cuerpo de Marta se encuentra”, recogía la sentencia del juez de Menores Alejandro Vián, que condenó al Cuco por encubrir el crimen y lo absolvió de otros delitos, entre ellos de asesinato y violación.

Una concentración en apoyo a la familia de Marta a las puertas de los juzgados de Sevilla. Una concentración en apoyo a la familia de Marta a las puertas de los juzgados de Sevilla.

Una concentración en apoyo a la familia de Marta a las puertas de los juzgados de Sevilla. / julio muñoz / EFE

Once años han pasado desde que se dictó esa sentencia, pero su argumentación sigue teniendo una lógica rotunda: el Cuco conoce el lugar exacto en el que está el cuerpo, el destino que le dieron o al menos datos que podrían llevar a la localización.

Javier García Marín, según sostienen sus abogados, asegura que no sabe dónde está el cuerpo y al haber reconocido que mintió en el juicio a Miguel Carcaño, vuelven a abrirse nuevos interrogantes dentro del puzle del caso.

Para empezar, al confesar que estuvo en el piso de León XIII, vuelven a cobrar más valor otros elementos que se acreditaron judicialmente a lo largo de estos años. El abogado del Cuco subrayó hábilmente en el juicio celebrado esta semana que los dos únicos hechos concretos que han sido admitidos por Javier García Marín son los que constan en el escrito de acusación de la Fiscalía, a saber: que sí estuvo en el domicilio de Miguel Carcaño en León XIII y que no estaba en su casa durmiendo a la 01:30 horas de la madrugada siguiente.

Pero no debe olvidarse que la admisión de esos dos hechos concretos y la negativa del joven a decir qué es lo que sucedió cuando llegó al piso –se acogió a su derecho a no responder a las preguntas– y, sobre todo, qué es lo que vio y cuál fue su participación, inciden en reforzar esos otros testimonios y pruebas recopiladas en estos 13 años.

Así, hay que recordar que en el juicio a Miguel Carcaño hubo hasta tres policías que corroboraron cómo el Cuco se derrumbó cuando era trasladado desde el juzgado al centro de Menores de Las Lagunillas de Jaén, el 4 de marzo de 2009. En el trayecto, los agentes informaron al todavía menor de que había aparecido una mezcla de su perfil genético con el de Marta en el piso de León XIII, bajo una mesa de ordenador.

El Cuco se derrumbó ante la Policía y dijo que vio a Marta “muy ensangrentada”

El que fuera jefe de Homicidios relató igualmente ante el tribunal que Javier García Marín se echó a llorar de una forma que parecía que “se le iba a salir el corazón del pecho”, y fue entonces cuando confesó que había visto a Marta “muy ensangrentada”. El Cuco declaró que llamó a su amigo Samuel Benítez para que le ayudara, pero añadió que el cuerpo de la joven “no estaba en el río” como habían mantenido en las primeras versiones de los hechos. Los policías relataron que cuando el menor llegó al juzgado y habló con su abogado ya no ratificó esa espontánea confesión.

La confesión del Cuco también afecta a los horarios que se han barajado sobre lo que ocurrió la noche del 24 enero de 2009. La sentencia de la Audiencia que condenó a Carcaño por el asesinato estableció que el cuerpo fue sacado de la vivienda sobre las 22:15 horas, pero cuando el Tribunal Supremo tumbó posteriormente esta sentencia al resolver los recursos y sostuvo que las labores para deshacerse del cuerpo tuvieron lugar en la madrugada del 25 de enero, cuando los testigos vieron a Miguel Carcaño manipulando una silla de ruedas.

Todo esto conduce a pensar que el Cuco sabe más de lo que ha reconocido judicialmente. Y si realmente no sabe dónde está el cuerpo, ahora sí que podría colaborar ofreciendo todos los datos que conoce. Diciendo la verdad de una vez por todas. Nada tiene que perder, como le ocurre a Miguel Carcaño, que desde 2013 mantiene su última versión, en la que incrimina a su hermano.

Aunque a estas alturas es muy difícil, quizás los datos que el Cuco pudiera aportar podrían conducir a la Policía a localizar el cuerpo. Y con ello se daría, por fin, la necesaria paz a una familia que lleva 13 años luchando por saber dónde está su hija. Si el Cuco no se decide a colaborar por el bien de la familia de Marta, quizás debería hacerlo por él mismo, porque cuesta entender que pueda tener su conciencia tranquila sin ayudar a esclarecer el caso en la medida de sus posibilidades. Y hay que tener en cuenta que ya no es precisamente un niño, como cuando ocurrieron los hechos, y que Marta era su amiga, o al menos eso es lo que decía.

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