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Los testigos 'acorralan' a Ortega Cano

  • Las pruebas recopiladas en los primeros compases de la instrucción apuntan a la responsabilidad del torero en el suceso.

La instrucción de la causa contra el torero José Ortega Cano no ha hecho más que comenzar, pero los primeros testimonios y pruebas que ya han sido incorporados a la causa comienzan a aportar datos que apuntan abiertamente a la presunta responsabilidad del ganadero en el accidente ocurrido el pasado 28 de mayo. Por el momento, hay más pruebas que juegan en contra del torero que aquéllas que pueden atenuar su culpa en el accidente que costó la vida al vecino de Castilblanco de los Arroyos Carlos Parra Castillo.

El juez de Instrucción número 9 de Sevilla, Juan Jesús García Vélez, ha tomado hasta ahora declaración a cinco testigos que se cruzaron aquella tarde con el Mercedes R-320 del torero y que, en algunos casos, advirtieron incluso al servicio de emergencias 112 de la posible conducción temeraria. De estos cinco testigos, sólo uno de ellos -el conductor de la furgoneta Citroën C-15 que fue el primero en llegar al lugar del accidente- ha prestado una declaración favorable al torero en lo que se refiere a la clave principal del caso: determinar si Ortega Cano iba o no bebido cuando tuvo el accidente. Este testigo dijo al juez que cuando se acercó al coche del torero, éste le pidió que le sacara y añadió que no apreció que se hallara bajo los efectos del alcohol.

Esa sintomatología negativa al alcohol también fue puesta de manifiesto por los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que se personaron el pasado 28 de mayo en la carretera A-8002 y por los sanitarios que asistieron al diestro antes de su traslado al hospital. Ni unos ni otros apreciaron síntomas de que estuviera ebrio.

Frente a estos testimonios se alza una prueba objetiva y contundente: la muestra de sangre del torero que se tomó a su llegada al hospital -con fines terapéuticos no para la realización del test de alcoholemia- arrojó una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre, casi el triple del límite legalmente permitido.

Los otros cuatro testigos que han prestado declaración en el juzgado han aportado elementos que apuntan a una conducción temeraria de Ortega Cano poco antes del accidente. Dos de estos testigos son precisamente una pareja que se cruzó con el Mercedes R-320 del ganadero, en la carretera de Burguillos, unos 45 minutos antes del siniestro. Estos jóvenes aseveraron al instructor que llegaron a "sentir miedo" por la forma en que conducía el vehículo, lo que les llevó a telefonear al 112 para advertir de que este conductor -al que no identificaban aún como Ortega Cano- "podía provocar un accidente con un tercer vehículo", según recoge la declaración que realizaron ante el juez.

Según estos testigos, el coche del torero invadió hasta en dos ocasiones el carril de sentido contrario en la carretera de Burguillos y les adelantó de forma irregular en el badén de un paso de peatones. Lo único que no perjudica al diestro de estas declaraciones es la velocidad estimada a la que, según esta pareja, circulaba el coche: en torno a unos 40 kilómetros por hora.

Una velocidad mucho más elevada es la que le atribuyen otros dos testigos que también han prestado declaración ante el juez. Uno de estos conductores, que también llamó al 112, afirmó que tan sólo unos minutos antes del siniestro, el vehículo del torero le adelantó a él y a otro conductor en una zona donde estaba prohibido hacerlo, en concreto, en un tramo curvo "peligroso" y con poca visibilidad conocido como Barranco Hondo, donde además existía una línea continua que impedía el adelantamiento.

El otro testigo que perjudica al torero es un conductor que circulaba inmediatamente después del Seat Altea que conducía la víctima, Carlos Parra, y que logró esquivar el motor de este coche, que había quedado en medio de la calzada. Este testigo indicó que Ortega Cano circulaba a una "velocidad elevada" y con la luz larga encendida. El coche, según este testimonio, invadió el carril de Carlos Parra, quien no pudo realizar "ninguna maniobra de evasión ni frenó", por lo que cree que le "cogió por sorpresa".

Junto a estos testimonios, en la causa también está aportado ya el informe elaborado por el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Guardia Civil de Tráfico que culpa del siniestro al torero por el exceso de alcohol. El informe pericial sostiene que la invasión del carril y la colisión con el coche de la víctima se debió a una "distracción o desatención" de Ortega Cano que se debe posiblemente a la ingesta de bebidas alcohólicas. Según la Guardia Civil, el torero circulaba a unos 125 kilómetros por hora en el momento del impacto, y la víctima a 50.

Con este peritaje, la Fiscalía de Sevilla y la acusación particular cuentan ya con una base sólida en la que fundamentar unos cargos contra el torero por delitos contra la seguridad vial, por la conducción temeraria, y de homicidio por imprudencia.

La defensa ha anunciado que realizará su propio informe pericial, al no estar de acuerdo con las conclusiones de la Guardia Civil.

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