Mesón Baño Frío: un viaje al alma de la gastronomía tradicional granadina
Contenido ofrecido por Mesón Baño Frío
El restaurante acumula cuatro décadas de historia, combinando innovación culinaria y hospitalidad en un entorno natural que encanta a sus comensales, transformando cada visita en una experiencia inolvidable

Enclavado en un rincón mágico de la Carretera de Alhama, en el kilómetro 12, en La Malahá, se encuentra el Mesón Baño Frío, un restaurante que, durante casi cuarenta años, ha tejido una historia de sabores, tradición y hospitalidad en torno a su leña y sus guisos. Rodeado de naturaleza y con un entorno que invita a desconectar del mundo, este restaurante no es solo un lugar donde comer, sino una experiencia que conecta con los orígenes de la gastronomía.
Genoveva Urbano Bimbela, junto a sus hijos Ismael y Samira, fue la visionaria fundadora de este proyecto que hoy representa mucho más que un restaurante. En esta ocasión, Ismael Outmani Urbano, uno de los pilares de Mesón Baño Frío, nos invita a descubrir cómo este rincón se ha convertido en un referente gastronómico. “Nuestra ubicación es, sin duda, uno de los grandes fuertes de Baño Frío. Este lugar rodeado de naturaleza nos lleva de vuelta a las casas de comidas donde los niños jugaban mientras los padres disfrutaban de la sobremesa o esperaban un guiso. Es un espacio que no solo acoge, sino que también inspira”, explica Ismael.
La cocina de la memoria
En Mesón Baño Frío, cada plato cuenta una historia. Su carta, cocinada casi en su totalidad a la leña, es un homenaje a las raíces culinarias de Granada y a los recuerdos familiares de sus fundadores. Entre las especialidades, destaca la caldereta de cordero, una receta que Genoveva y Samira prepararon en directo junto a la reconocida presentadora Toñi Moreno, y las manitas de cerdo, un plato que su familia disfrutaba cada Nochebuena. “Llevar estos sabores a nuestros clientes es como abrirles una ventana a nuestra vida, a nuestras raíces”, señala Ismael.
Otros clásicos de la casa son los caracoles, las alcachofas y los guisos tradicionales, todos elaborados con esmero y paciencia, recuperando la esencia de la cocina de antaño. Sin embargo, el restaurante también sabe innovar y adaptarse, como lo demuestra su colaboración con influencers gastronómicos como El Goucho Gourmet, quien probó y ayudó a popularizar el ya famoso arroz con bogavante, cocinado lentamente en horno de leña de olivo.
“El proceso de nuestros arroces es lo que los hace tan especiales. Elegimos las mejores materias primas y dedicamos el tiempo necesario para que cada bocado sea perfecto. Es un trabajo de cariño y paciencia que nuestros clientes valoran enormemente”, explica Ismael.
Un rincón lleno de historias
Con casi cuatro décadas de vida, Mesón Baño Frío atesora anécdotas y vivencias que reflejan su carácter único. Desde grupos de amigos que llegan a mediodía y se quedan hasta la madrugada, hasta fiestas privadas organizadas para empresarios o la inesperada llegada de clientes británicos tras aparecer mencionados en un libro de una escritora inglesa.
“Hemos tenido visitantes de todas partes del mundo: asiáticos, americanos, alemanes... Incluso, gracias a mi experiencia en Starlite Marbella, he podido traer a celebridades y hasta algún miembro de la familia real de Arabia Saudí. Pero para nosotros, lo importante es tratar a cada cliente como parte de nuestra familia”, comenta Ismael con orgullo.
Esa calidez en el trato es uno de los pilares del éxito del mesón. Aquí, no se ve al cliente como una mera transacción, sino como un amigo al que se recibe después de mucho tiempo. “El servicio es esencial para que la experiencia sea cercana y real. Queremos que cada comensal se sienta como en casa”, añade.
Una de las metas de Ismael como joven empresario es poder llegar a conseguir alguna distinción gastronómica. “Mi sueño es que después de tantos años de esfuerzo podamos conseguir un reconocimiento a nuestra calidad culinaria como una Estrella Michelin o un Solete de Repsol”, expresa.
Un espacio para celebrar la vida
El Mesón Baño Frío no es solo un lugar para disfrutar de una excelente comida. Su ubicación privilegiada y sus amplias instalaciones lo convierten en el escenario perfecto para eventos y celebraciones. Desde bodas y comuniones hasta reuniones empresariales, el restaurante ofrece un espacio en el que la naturaleza, la gastronomía y la hospitalidad se unen para crear momentos inolvidables.
“Es un espacio óptimo para un sinfín de oportunidades. Desde jugar al aire libre mientras los mayores disfrutan de la sobremesa, hasta organizar eventos memorables en un entorno único”, destaca Ismael.
La trayectoria de Mesón Baño Frío está impulsada por el esfuerzo y la pasión de su equipo, junto al incondicional cariño de sus clientes, quienes lo han consolidado como un referente en Granada. Ismael recuerda con gratitud el respaldo de figuras como el exalcalde Grabiel Díaz Berbel, quien contribuyó a que el mesón se convirtiera en un lugar frecuentado por personalidades y políticos tanto durante su mandato como después. También menciona con orgullo a los asiduos del cercano Centro de Alto Rendimiento, toreros en temporada de feria y artistas urbanos como El Maka.
Tras casi cuatro décadas, Mesón Baño Frío sigue reinventándose sin perder su esencia. “Nuestro objetivo siempre ha sido conectar con nuestros orígenes y compartirlos con quienes nos visitan. Es un privilegio ver cómo este rincón, que empezó como un sueño, se ha convertido en un hogar para tantos”, concluye Ismael.
En Mesón Baño Frío, cada rincón y cada plato tienen una historia. Y al cruzar sus puertas, los visitantes no solo disfrutan de una comida excepcional, sino que se convierten en parte de un legado que trasciende el tiempo. Un legado que, como la leña que arde en sus fogones, seguirá encendido por muchos años más.
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