El turismo rural en Granada: Cómo adaptar cortijos tradicionales con soluciones modernas

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El turismo rural en Granada: Cómo adaptar cortijos tradicionales con soluciones modernas
El turismo rural en Granada: Cómo adaptar cortijos tradicionales con soluciones modernas

29 de junio 2025 - 00:00

Moderno y tradicional. Romano e islámico. Rústico y cautivador. Andalucía es una tierra de contrastes y Granada es una de sus máximas expresiones. La provincia, conocida por la Alhambra, la Vega y las sierras nevadas, también alberga un tipo de construcción que ha sabido resistir al paso del tiempo: el cortijo.

Hoy, buena parte de estos antiguos centros de producción agrícola se reinventan como alojamientos rurales para visitantes que buscan una experiencia 100% auténtica, sin renunciar a comodidades básicas como la aislación térmica o el resguardo de los golpes de calor.

En este artículo, exploramos cómo las tendencias actuales de arquitectura y eficiencia energética van metiendo entre las grietas de los cortijos tradicionales, que incorporan modernidad sin traicionar su esencia.

Aberturas modernas, pero disimuladas

Uno de los principales desafíos a la hora de reformar un cortijo es la elección de ventanas y puertas. En construcciones donde la estética tradicional tiene un peso importante para los visitantes, introducir materiales modernos puede parecer una contradicción. Sin embargo, esto no es así.

En un entorno donde el calor arrecia, el aislamiento térmico y acústico termina siendo un punto fundamental para el bienestar del huésped. Entonces, optar por soluciones actuales no es un capricho, sino una necesidad.

Las ventanas de aluminio o de PVC han comenzado a reemplazar a las de madera en muchos proyectos de rehabilitación rural. El aluminio, por ejemplo, puede adoptar acabados que imitan el aspecto de las ventanas tradicionales, lo que permite respetar el carácter rústico sin renunciar a la eficiencia. Incluso se habla ya de un estilo de "aluminio rústico", una forma de adaptar lo contemporáneo a lo vernacular.

Las ventanas de PVC ofrecen un aislamiento notable del entorno, válido tanto para el invierno como el verano. Esta característica les permite reducir significativamente la pérdida energética, algo que cobra doble valor en zonas donde los contrastes de temperatura son marcados.

Un resguardo para las épocas de sequía

Tradicionalmente, los cortijos contaban con pozos propios o sistemas que canalizaban agua desde embalses o manantiales cercanos. Sin embargo, el cambio climático está haciendo que esta lógica, en funcionamiento desde hace siglos en Andalucía, necesite actualizarse. El principal motivo son las sequías.

Aunque las abundantes lluvias del fines de 2024 y lo que va de 2025 hayan puesto fin a las restricciones del agua en Andalucía, el Gobierno se niega a marcar el fin de la sequía, sobre todo debido a que podría tratarse de un paréntesis y porque se habla de “sequía estructural debido al cambio climático”.

En este contexto, los gestores de cortijos y alojamientos rurales de la comunidad más grande de España están empezando a introducir soluciones de resiliencia hídrica, que van desde sistemas de riego por goteo para pequeños huertos, hasta la reutilización de aguas grises para riego de plantas ornamentales (no comestibles).

También se están explorando métodos de captación de humedad del aire, iguales a los que se usan en países desérticos, y la siembra de especies autóctonas más resistentes a la falta de agua.

Ducha en cascada y bañera exterior en vez de piscina

Una piscina es un gran atractivo para el turismo rural, especialmente en regiones tan cálidas como el sur de España. Sin embargo, cuando el agua escasea, mantener una piscina puede convertirse en un gasto difícil de justificar.

Por ese motivo, algunos propietarios de cortijos granadinos están optando por soluciones creativas pero que igual mantienen a los visitantes a salvo de un golpe de calor, como son las duchas exteriores tipo cascada que se alimentan de sistemas de reutilización de agua o de depósitos de lluvia, y bañeras exteriores.

Además, estas instalaciones suelen integrarse con más facilidad en el paisaje y requieren menor mantenimiento. A la vez, este tipo de elementos, más íntimos y conscientes, no solo reducen la huella hídrica del alojamiento, sino que añaden un toque de exclusividad e intimidad a la experiencia del huésped.

Repensar la oferta en función de su ubicación lejos de la ciudad

Algunos cortijos de Granada datan del 700 d.C.. Por aquel entonces, seguramente nadie imaginaba que un día serían usados para mirar las estrellas, algo que en la época era lo más común. Hoy es precisamente su aislamiento uno de sus mayores atractivos para visitarlos.

Dado que están ubicados en zonas alejadas del ruido urbano, rodeados de naturaleza, ofrecen un entorno perfecto para la creciente masa de personas que buscan desconexión, silencio y reconexión con el interior.

Esto ha permitido que los cortijos y las casas rurales, sobre todo en España, se posicionen como espacios ideales para retiros de yoga, sesiones de meditación, talleres de arte, encuentros literarios o escapadas digitales (detox de pantallas).

Incluso, haciendo una búsqueda rápida por internet se puede ubicar fácilmente experiencias organizadas alrededor de la observación astronómica, gracias a la baja contaminación lumínica de muchas zonas de Granada.

La clave está en aprovechar lo que antes se consideraba una desventaja, la distancia con las grandes urbes, como una fortaleza, dado que un gran número de visitantes hoy buscan precisamente eso: alejarse de todo. Y los cortijos, con sus muros gruesos, patios centrales, chimeneas y aljibes, ofrecen una experiencia de “otro tiempo” sin renunciar a las comodidades modernas.

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