Bienal de Flamenco

La Bienal en el Maestranza tiene nombre de mujer

  • Con la excepción de Vicente Amigo, que actuó el pasado lunes, todos los espectáculos programados por la Bienal en el Teatro de la Maestranza están protagonizados por artistas mujeres

Parte de los artistas que actuarán en el Maestranza.

Parte de los artistas que actuarán en el Maestranza. / Juan Carlos Vázquez

La primera mujer en subirse al escenario del Teatro de la Maestranza fue Eva Yerbabuena, premio Giraldillo Internacional, en esta edición de 2022, con el estreno mundial de su espectáculo Re-fracción, el pasado 10 de septiembre, donde la bailaora granadina demostró encontrarse en su madurez creativa e interpretativa. Tras ella, y con la excepción del guitarrista cordobés Vicente Amigo, llega el turno de Patricia Guerrero, Ana Morales, Rosario La Tremendita, Marina Heredia, Manuela Carrasco, Rafaela Carrasco y Rocío Molina, que pasarán por el Maestranza hasta el 30 de septiembre. En la presentación de este ciclo, en representación del Ayuntamiento de Sevilla, tomó la palabra la Teniente de Alcalde delegada del Área de Presidencia y Hacienda, Sonia Gaya, quien puso en valor la “variedad y riqueza creativa de las mujeres que en esta Bienal estarán en el Teatro de la Maestranza, que ofrecen ocho propuestas genuinas y singulares conducidas por siete mujeres creadoras que innovan en cada creación que nos plantean, mirando al pasado pero sembrando las semillas para el futuro”.

Para Chema Blanco, director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, este marcado acento femenino está justificado porque “en la edición de este año, 2022, hemos trabajado sobre dos líneas de trabajo, como son el reconocimiento a las mujeres en el Flamenco, por su valentía y trabajo”, así como también “el realizar un retrato lo más exacto posible del presente, para así empezar a trazar el futuro”. En este sentido, Blanco no ha dudado en afirmar “que nos encontramos ante el presente (refiriéndose a las artistas), y el futuro lo atisbamos también en ellas”, añadiendo que “ha sido premeditado el programar a artistas muy jóvenes, algunas de las cuales nunca han pasado por el Maestranza, dándoles la oportunidad de ofrecerles un espacio central y así poner de relevancia la importancia que tiene su trabajo”. Prosiguió del director de la Bienal comentando la participación de Manuela Carrasco y Marina Heredia, “que no nos han podido acompañar”. Sobre Manuela Carrasco, Blanco precisó que “tenerla en la programación supone tener el anclaje, la tradición de donde venimos” y sobre Marina Heredia detalló que se “trata de una forma maravillosa de interpretar el Flamenco”. Ha reconocido Chema Blanco que “lo fundamental que está sucediendo en el baile, lo están haciendo las mujeres, llegando y traspasando los límites, y por eso están en la Bienal”.

Para el director de la Bienal, “lo fundamental que está sucediendo en el baile, lo están haciendo las mujeres”.

El programa en el Maestranza, en clave de mujer, prosigue este miércoles, 14 de septiembre, con el estreno en Sevilla de ‘Deliranza’, la nueva creación de la Premio Nacional de Danza 2021, Patricia Guerrero. En esta obra, la bailaora granadina se sumerge en el hecho mismo de la creación y lo que ello supone para el creador y para la propia obra. Se trata de una recreación onírica en la que la artista, agotada por las horas de trabajo, descansa y, como la Alicia de Lewis Carroll, cae en un sueño que le hace traspasar los límites del mundo cotidiano, romper con la lógica y adentrarse en nuevas dimensiones. Para Patricia Guerrero “es una Bienal muy femenina, a la que acudo por primera vez con una propuesta propio, que voy a defender en este gran templo (refiriéndose al Teatro de la Maestranza)”.

Tras Patricia Guerrero, el día 16, llega la barcelonesa afincada en Sevilla, Ana Morales, con el estreno de Peculiar, en el que se hace acompañar, entre otros, del cante de Tomás de Perrate y la guitarra de Rycardo Moreno, y “donde el baile flamenco está abierto a todas las posibilidades, partiendo del cuerpo en toda su verdad, sin buscar la perfección”. Para Morales, que no dudó en compartir su “ilusión y nervios”, se refirió a Peculiares” como “una secuencia de rituales, y un encuentro con artistas diferentes con los que me apetecía trabajar, con plena conciencia de lo que estoy haciendo”. En su despedida, Ana Morales confesó que ha pretendido “crear un espacio de escucha, más libre y común”. El 18 de septiembre el baile se toma una pausa en la programación de la Bienal en el Teatro Maestranza con la actuación de Rosario La Tremendita, que estrena Principio y origen. Para La Tremendita, en este nuevo espectáculo, “realizo el viaje a la inversa que llevé a cabo en mi anterior trabajo, Tremenda, donde me apoyaba en la electrónica o en mi bajo, y ahora quiero que la guitarra sea la gran protagonista, por lo que desnudo mi anterior obra, reinterpretándola con las guitarras de Riqueni, Dani de Morón, Rycardo Moreno o Paquete”.

Prosigue el cante el día 24, con otro estreno: el de Status Quo, lo último de Marina Heredia. Coincidiendo con el centenario del Concurso de 1922, la artista revela su influencia de la poesía de Lorca, la música de Falla, el cante de mujer en el Sacromonte, la fragua de su abuelo, o su herencia gitana. El 26 de septiembre, la bailaora Rafaela Carrasco protagoniza el estreno mundial de Nocturna, una obra “eminentemente coral, con diez mujeres en escena, en un trabajo muy de compañía y grupo como ente, con una coreografía muy trabajada”, señaló la artista. Carrasco añadió que se trata de un “viaje por una noche de insomnio, marcada por diferentes etapas”. Con Manuela llegará el día 28 uno de los momentos estelares de la programación de la Bienal: el reencuentro del público sevillano con la trianera Manuela Carrasco, uno de los grandes nombres del baile actual. Y solo dos días después, el 30 de septiembre, Rocío Molina volverá a sorprender con su nueva propuesta, con el estreno en Sevilla de Carnación, espectáculo en el que, junto a Niño de Elche, Olalla Alemán, Pepe Benítez y Maureen Choi, muestra la capacidad del baile para desplegarse como una potencia pura. Para Molina “es muy complicado hablar de su propia obra, ya que es casi un desapego del presente”. Una programación en clave de mujer, a modo de radiografía del presente y que ha de sentar las bases del Flamenco del futuro.

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