Señalan desde la Universidad de Granada la importancia del idioma para inmigrantes y refugiados
El licenciado en Filología semítica y doctor en Lingüística Aplicada, Aurelio Ríos, apunta que el objetivo es enseñar lengua como una herramienta para la inserción social y para el mundo laboral
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El licenciado en Filología semítica (árabe-islam) y doctor en Lingüística Aplicada por la Universidad de Granada, Aurelio Ríos, ha señalado la importancia que el idioma tiene para las personas inmigrantes y refugiadas: "la necesidad de comunicarse es primordial".
Así lo ha manifestado en una entrevista a Europa Press en Baeza (Jaén), donde dirige, junto a Guadalupe Ruiz, el curso 'Talleres para enseñar español a personas inmigrantes y refugiadas' en el marco de los Cursos de Verano que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) organiza en su Sede Antonio Machado.
"Hace muchos años, vimos la necesidad de no solamente enseñar español a extranjeros, sino a una población extranjera en un contexto diferente, que va a vivir aquí y que la necesidad de comunicarse es primordial", ha explicado Ríos, que ejerce en el Departamento de Español del Centro de Lenguas Modernas.
En este sentido, ha apuntado que el objetivo principal es enseñar lengua como una herramienta para la inserción social y para el mundo laboral, además de recordar que esta iniciativa surgió en Barcelona.
"Hemos publicado e investigado mucho. Hemos estado en la UNIA 20 años, hemos hecho un parón de dos y hemos vuelto con 40 alumnos, lo que demuestra que el interés sigue en pie y más con la situación que estamos atravesando ahora", ha dicho.
Ha afirmado, igualmente, que el curso está despolitizado. "Yo no vengo a hablar de política, no me compete, además, somos especialistas en enseñar lengua", ha manifestado.
En la misma línea, ha declarado que no quiere hablar de migrantes e inmigrantes, sino de "nuevos hablantes, ya que son personas que aprenden una nueva lengua".
Con respecto a ellos, ha diferenciado entre cuatro grupos: los alfabetizados, las personas ágrafas, neolectores y analfabetos. Los primeros no tienen problema para acceder a la lectoescritura, gramática y a la interacción.
Sobre las personas ágrafas, ha indicado que están alfabetizadas en otros códigos, por lo que necesitan es cambiar de la estructura de ese código al código latino; mientras que de los neolectores ha comentado que saben diferenciar letras y escribir sus nombres.
Por último, se ha referido a las personas analfabetas o iletradas, que es el caso de la gran mayoría del continente africano, en especial las mujeres, "ya que provienen del mundo rural o no han ido a la escuela".
Ríos ha precisado que estos cursos no pretenden enseñar a nivel silábico, como se haría en España desde que somos niños en la escuela, sino con una metodología de palabras generales de significado.
"Existen múltiples acciones que pueden llevarse a cabo pero eso nos lo marca el nivel académico", ha puntualizado.
Así, ha destacado que "muchos" de los alumnos son personas dedicadas a las ONG, profesores y que tienen interés social. Cuenta, además, con una parte dedicada a adultos y otra a niños".
De otro lado, ha aludido a una problemática que se está dando "en el ámbito de la enseñanza reglada".
"Los niños que llegan que llegan acompañados o sin acompañar, la ley marca que tienen que escolarizarse al momento. El problema es que los ponen por edad y no por nivel de lengua, por lo que los profesores no saben trabajar con estos alumnos", ha destacado.
El experto ha agregado que se rigen por el Consejo de Europa y por el Marco Común de Referencia Europeo, por lo que se divide en niveles --A1, A2, B1, B2, C1 y C2--. "Si llegan al A2, ya tienen un nivel de subsistencia", ha apostillado.
A su vez, ha considerado que "la gente no llega en una patera --o en lo que sea-- para estar nueve meses estudiando español. La gente lo que quiere es poder desenvolverse y eso es lo que da el A2, incluso para pedir residencia, asilo o nacionalidad", ha resaltado.
Una vez que han conseguido la fluidez de interacción, se pasa a la parte de comprensión lectora, la cual consiste en horarios, carteles, el supermercado, los símbolos. "Hay palabras significativas. Yo he trabajo con personas de Gambia que no saben escribir, pero utilizan el móvil", ha puesto como ejemplo. "Después de la comprensión lectora, pasamos a la cuestión de inmersión cultural como los choques culturales, estrés lingüístico, entre otros.
Por último, si quieren aprender a escribir --es como irse al país de las maravillas--, pasas el túnel y te abre un mundo nuevo", ha señalado Ríos.
Para concluir, el director de los 'Talleres para enseñar español a personas inmigrantes y refugiadas' ha hecho hincapié en que "la gente no viene a aprender a escribir, viene a mejorar su vida o huyen de situaciones muy desagradables".
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