Ciencia abierta

Isaac Asimov, un humanista colosal

  • Sus obras de ciencia-ficción son solo una pequeña parte de su inmensa aportación a la cultura

Isaac Asimov, en su espacio de trabajo

Isaac Asimov, en su espacio de trabajo / C. A.

Sería presuntuoso tratar de resumir la obra de Isaac Asimov. Tendría que aplicarme el encabezado que utilizó para una de sus novelas: "Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano"; aforismo que nuestro protagonista tomó del poeta alemán Schiller. Para no luchar en vano, tan solo puedo rendir homenaje a su persona, recordándolo en este primer Ciencia del 2020, coincidiendo con el que sería el centenario de su nacimiento. O puede que hubiera sido antes, pues el mismo Asimov aseguraba que su fecha de nacimiento era incierta, pero que él lo celebraba el 2 de enero y lo fijaba en 1920, aun sin tener papeles que lo certificaran.

Hijo de judíos rusos que emigraron a Estados Unidos en 1923, criado en Nueva York, aprendió a leer de forma autónoma con cinco años, rechazado en el ingreso de estudios de Medicina se graduó en bioquímica en 1939, trabajo como investigador en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y se doctoró en 1948. Fue profesor en la Universidad de Boston pero para entonces sus ingresos provenían ya de su tarea como escritor y divulgador científico. Así lo conocí y así he disfrutado de sus libros desde mi juventud.

Cursaba yo el segundo curso de BUP (el equivalente al cuarto curso de la ESO actual) cuando compré por 250 pesetas (serían un euro y cincuenta céntimos actuales) un "ladrillo" de 850 páginas titulado Isaac Asimov: introducción a la Ciencia. En su portada se podía leer: "Premio James T. Grady por la mejor labor de divulgación científica. Vasto panorama científico, con datos, leyes y teorías actualizados a nivel de alta divulgación". Y en la contraportada, junto a una foto del autor (quizás la primera vez que le ponía rostro), se decía: "El Universo, su amplitud, las ciencias biológicas y químicas, la materia y el átomo, la teoría de la relatividad… El inmenso campo de la Ciencia, al alcance de todos".

El formato era pequeño con 57 líneas por página de letra menuda, pero para un estudiante amante, ya por entonces, de las ciencias era una joya. Digamos que era tener la Wikipedia de entonces en la mano. Y lo compré, no solo por su utilidad que comprobé durante muchos años para buscar algún dato concreto o incluso ampliar algunos textos, sino porque me sorprendió que Asimov fuera un divulgador. Para mí, ignorante, era sólo un escritor de ciencia-ficción. Recibió hasta 7 premios Hugo en su vida (algo así como el Nobel para la Literatura de ciencia-ficción), hay un asteroide con su nombre y un cráter del planeta Marte también se nombra por su apellido.

Portada de libro 'Isaac Asimov: introducción a la Ciencia' Portada de libro 'Isaac Asimov: introducción a la Ciencia'

Portada de libro 'Isaac Asimov: introducción a la Ciencia' / C. A.

Había leído ya su trilogía de Fundación, sin entender mucho que era aquello de la "Psicohistoria" de Seldon, y la he releído un par de veces con algunos años más (y no sabría decir si la entiendo) y por supuesto que disfruté como un enano (creo que por entonces se decía así y ahora puede que sea políticamente incorrecto) con el conjunto de relatos que forman Yo, robot. ¿Cómo no gozar con las atribuciones humanas dadas a los robots… aquel robot que llega a la lógica conclusión de que el generador de energía es "el Señor" y él su profeta… maravilloso? La película de 2004 protagonizada por el insulso W. Smith no se le acerca ni a un "positrón". Sus leyes de la robótica deberán regir en el futuro, ¿no lo hacen ya?

De sus 506 libros escritos y editados entre 1950 y 1996, aunque Asimov falleció el 6 de abril de 1992, un gran número son novelas y relatos cortos del género por el que es más conocido, la ciencia-ficción. En algunos casos, sus libros más famosos corresponden a los años 1950 a 1970 y posteriormente escribe secuelas de sus grandes éxitos, como es el caso de la propia Trilogía de Fundación, y relaciona unas obras con otras, algo que probablemente no lo tuviera muy previsto al escribir los primeros textos.

Quizás por el éxito en su juventud de sus obras de ficción, se desconozca o se olvide su inmensa tarea como un polifacético divulgador de todo tipo de conocimiento humano. Divulgó, claro, la Ciencia, pero además la Historia, las Matemáticas, Robótica, etc, etc, no acabaríamos de nombra los temas tratados en sus libros y en sus más de 1.600 artículos de ensayo y divulgación.

Probablemente no hay tema que no tratara en algún momento. Una leyenda negra, entre broma y crítica, dejaba caer la sospecha sobre su trabajo… otras personas escribían lo que él solo firmaba. Parecía imposible tal capacidad de trabajo. Sin duda que sería mentira, aunque aceptaba las críticas con su peculiar sentido del humor.

Asimov fue un genio humanista que, a pesar de todo, confiaba en el hombre y en su capacidad para resolver los problemas que la misma humanidad creaba. Sus novelas están llenas de problemas que sus protagonistas tratan de resolver con el conocimiento científico, usando la razón. Era bastante escéptico frente a las religiones, aunque como propia creación humana las respetaba.

Los protagonistas de sus novelas tratan de resolver los problemas con el conocimiento científico

El 14 de enero de 1989, hoy justo hace 31 años, Asimov impartía una conferencia en 'The Social Hall of the New York Society for ethical culture' en la cual comentaba el avance científico más importante del año 1988. Sus palabras (pueden encontrarlas en la red) son de una actualidad estremecedora al referirse al efecto invernadero y su acción sobre el clima del planeta. ¡En 1989! Y la solución que propone no es otra que la de la necesaria cooperación de toda la humanidad para solventar ese problema, que no era, que no es de un país o de una región, sino que nos atañe a todos. Quizás en la "fallida" 'Cumbre del clima' de hace unas semanas deberían haber visionado esas imágenes.

Y en 1988, en una entrevista televisiva, Asimov habla de las repercusiones que sobre la educación podría tener lo que llamaba el aprendizaje electrónico. Pronosticaba la existencia de enciclopedias electrónicas a las que todo el mundo podría conectarse desde su casa… les suena verdad. Visión de futuro sobre la expansión de los ordenadores.

Su muerte en 1992, debido a las complicaciones del SIDA que adquirió en 1983 por una transfusión de sangre contaminada, le impidió ver la realidad de esas enciclopedias electrónicas. La causa real de su muerte no se conoció hasta 2002, cuando los médicos responsables de aquel error habían fallecido. Se ocultó la razón real por el rechazo que provocaba la enfermedad en aquellos momentos. Existen decenas de libros sobre la figura de Isaac Asimov, pero yo les recomiendo que lean cualquiera de sus obras y se engancharan a su saber, su estilo, su humor y su humanidad.

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