Regreso al lugar del crimen

Se suele decir que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen. Sin embargo, en este interesantísimo documental los que regresan a ese fatídico lugar de los abusos sexuales en la infancia son las víctimas, adultos hoy en la cincuentena que aún arrastran las secuelas, el trauma y la ira de aquellos crímenes que han quedado impunes.

Muy lejos del camino de baldosas amarillas que llevaba a Dorothy de vuelta a casa, aquellos jóvenes y buenos católicos de la diócesis de Kansas City han arrastrado las consecuencias de unos abusos cometidos por respetables sacerdotes fruto de la manipulación, el engaño y la confianza de unos padres que no podían imaginar lo que ocurría dentro de la sacristía o en las excursiones parroquiales.

De todo ello da cuenta este original documental que sortea la investigación periodística, el morbo o la confrontación para encontrar en la necesaria complicidad de seis de aquellos niños abusados el camino para su experimento, esa reconstrucción ficcional que les sirva de terapia y posibilite la catarsis para su sanación, un camino doloroso que los enfrenta a verbalizar de nuevo el trauma, a visitar los lugares donde sucedieron los hechos y, en lo que sin duda es lo más interesante del filme de Robert Greene, a reinterpretar y recrear en grupo aquellas escenas primordiales que aún permanecen quemadas a fuego en el cuerpo y la memoria y que los han mantenido bloqueados durante décadas.

Así, Procession es tanto un filme de Greene como de Joe Eldred, Mike Foreman, Ed Gavaga, Dan Laurine, Michael Sandridge y Tom Viviano, también de los psicólogos, abogados y terapeutas que los han tratado y ayudado y que consiguen aquí recorrer conjuntamente el trayecto desde la mente torturada a la puesta en escena de sus propias pesadillas como ejercicio de expiación vital que deviene, además, un emocionante artefacto cinematográfico.