Un pequeño plan...cómo salvar el planeta | Crítica

Un cuento ecologista

Louis Garrel y Laetitia Casta en una imagen del filme.

Louis Garrel y Laetitia Casta en una imagen del filme.

Contra todo pronóstico, la nueva película de Louis Garrel, también co-escrita junto al gran Jean-Claude Carrière en el que ha sido su último guion para el cine, abandona (aparentemente) las cuitas amorosas y sentimentales de sus anteriores trabajos (Les deux amis, Un hombre fiel), para abrazar la fábula ecologista y dar auténtica carta de naturaleza a ese impulso de los niños y jóvenes del mundo que, como la inquietante Greta Thunberg, parecen dispuestos a tomar las riendas del futuro sostenible de un planeta que da ya demasiadas señales de mala salud y agotamiento.

El cuento sustituye aquí al panfleto, la candidez y la utopía imponen sus reglas y el tono ligero y lúdico-aventurero (con guiños a Spielberg o a la épica del desierto) se superponen cuando unos padres descubren que su hijo ha vendido muchos de sus objetos preciados, ropa, joyas, libros o vinos vintage, para conseguir dinero para un proyecto colectivo e internacional de recuperación acuífera en África Central.

Lanzada así la premisa medioambiental, desenmascaradas las contradicciones y la hiprocresía generacional y abrazado el tono justo de comedia, Un pequeño plan… se despliega entonces hacia caminos colaterales e insospechados donde la crisis de pareja, los efectos del primer amor, los bailes de TikTok y el gesto político se entrelazan y dan el relevo en una de esas estructuras carriérianas donde todo es posible al tiempo en que deviene pasmosamente natural, fluido y elocuente. Entre otros méritos de puesta en escena, también gracias a esos estupendos niños actores a los que Garrel saca el máximo partido mientras que él mismo y Laetitia Casta no dejan de coquetear con ese narcisismo especular de las estrellas hermosas. Y todo en unos maravillosos 64 minutos.       

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios