Aromas y sabores
  • Hoy les hablo de dos hechos que quizá no conozcan: la relación entre el disfrute de un buen vino con la felicidad y cómo nuestro sentido del olfato está estrechamente ligado a nuestras emociones

Vino y felicidad

El Universo está en una copa de vino El Universo está en una copa de vino

El Universo está en una copa de vino / A. S.

Escrito por

Margarita Lozano

Degustar una copa de vino, sobre todo en buena compañía, siempre es un placer… y además nos produce una sensación positiva de relajación y subida de ánimo, debido a que es un potenciador en la liberación de endorfinas en nuestro cerebro, comúnmente conocidas como las "hormonas de la felicidad" y que son las causantes de nuestro bienestar.

Sentimos curiosidad por el mundo cuando encontramos algo nuevo y nos sentimos seguros para explorarlo. Ya sea que se trate de leer artículos sobre nuestro tema favorito o descubrir un nuevo barrio en nuestra ciudad, el interés nos invita a explorar y aprender para que podamos obtener cierto conocimiento. Y el conocimiento también nos proporciona placer y felicidad.

Pero, ¿qué es necesario para saber y adquirir conocimiento sobre el vino?

El científico Richard Feynman (Premio Nobel de Física en 1965), siguiendo su visión profunda, le escribió Una carta al vino, que formó parte de su famosa disertación La relación de la física con otras ciencias (The Relation of Physics to Other Sciences), una de las múltiples conferencias que dio en varias universidades. Feynman vio en el microcosmos del vino contenido en una copa, y en las paredes de la copa misma, el reflejo de la vida y el universo, todo en fermentación.

En esta famosa conferencia ante sus alumnos, El universo en una copa de vino, Feynman compara las características fisico-químicas de una copa de vino con las del universo, y en una parte de la disertación decía: "Un poeta dijo una vez: 'El universo entero está en una copa de vino'. Como los poetas no escriben para ser comprendidos, probablemente nunca sabremos en qué sentido lo dijo. Pero es cierto que si observamos atentamente una copa de vino podremos ver todo el universo. Están las cosas de la física: el líquido que forma remolinos y se evapora en función del viento y del tiempo, los reflejos en el vidrio, y nuestra imaginación añade los átomos. El vidrio es una destilación de las rocas de la Tierra, y en su composición encontramos los secretos de la edad del universo y la evolución de las estrellas. ¿Qué compuestos químicos hallamos en el vino? ¿Cómo se han formado? Tenemos los fermentos, las enzimas, los sustratos, los productos. Y aquí encontramos la gran generalización: toda la vida es fermentación. Nadie puede descubrir la química del vino sin descubrir la causa de muchas enfermedades. Si, por alguna razón, nuestras mentes diminutas dividen esta copa de vino, este universo, en partes –física, biología, geología, astronomía, psicología, etcétera–, ¡recordemos que la naturaleza nada sabe de ello! O sea que recompongámoslo todo de nuevo y no nos olvidemos de la razón de ser del vino. Permitámonos un último placer: ¡bebamos y olvidémoslo todo!".

Con esta analogía entre la copa de vino y el universo, el científico buscó demostrar que las divisiones de la vida son artificiales y arbitrarias y que, por más que nos esforcemos en dividir las ciencias, la naturaleza es sólo una.

Lo primero para empezar a conocer un poco más el vino, es prestar atención a nuestros sentidos. Según Merixell Falgueras, amiga y gran profesional del vino, en su libro ConVinoConTodo, el vino ConSentido (Finalista de los Premios de la Asociación de Escritores y Periodistas del Vino 2022), tenemos que prestar atención a nuestros sentidos y desgrana cómo cada uno nos ayuda a ver y disfrutar nuestra copa al cien por cien, y hace especial hincapié en el sentido del olfato y las emociones. Y como hoy hablamos de vino y felicidad, les transcribo este pequeño pasaje de su libro: "La expresión 'oler el peligro' viene del olfato como sentido de alarma. Los mamíferos siempre hemos olido algo antes de metérnoslo en la boca, atendiendo a nuestro sentido más primario. Nuestra capacidad olfativa es 10.000 veces más potente que nuestro gusto. Muchas personas no te caen bien y no sabes el por qué. El olor que desprende el organismo de una persona te da mucha información aunque no sea consciente. Dicen que nos enamoramos por el aroma. Las feromonas son una señal hormonal que se emite en dosis muy bajas y que provoca comportamientos mentales específicos en los individuos de diferentes sexos. El vino también nos atrae según su olor".

François Chartier, que fue elegido mejor sumiller del mundo en 1994, es enólogo, consultor, elaborador de vinos, diseñador de perfumes, escritor, divulgador científico... Chartier (Quebec, 1964) empezó a olfatear todo lo que le rodeaba desde que era muy pequeño. Oler y hacer preguntas, esas fueron las actividades favoritas de este canadiense que nunca supo qué quería ser de mayor y se dejó llevar por el instinto. En varias entrevistas a medios especializados en los últimos años declaraba: "Estaba obsesionado con el poder de los aromas y mi curiosidad me llevó al mundo del vino. Me preguntaba cómo era posible que al oler una copa pudiéramos viajar directamente a recuerdos y a estados de ánimo concretos. Y no me detuve hasta que descubrí que las culpables eran las moléculas aromáticas", reconoce. Y afirma que para educar nuestro olfato solo es necesario "oler, olerlo todo. Si comes tres veces al día, huele tres veces al día todo lo que vas a comer, identifícalo, crea una imagen olfativa... Lo más importante es crear un banco de aromas en tu cerebro. Eso se quedará grabado en tu memoria. Graba cada producto que vayas a comer, hazlo", defiende.

"Un día, cuando cojas una copa de vino y te la lleves a la nariz, descubrirás que viaja en ella la manzana, la canela o el espárrago que registraste hace tiempo. Lo más importante es que, si fuiste feliz en el momento en el que grabaste el aroma, la felicidad acompañara ese recuerdo del aroma y volverás a sentirla", promete.

Las emociones que un vino nos provoca pueden ser muy diferentes en cada persona. Pero es muy difícil es hablar de sentimientos, de sensaciones, y saberlas explicar. Quizás por ello el vino ha inspirado a tantos poetas que nos han dejado versos como estos de Pablo Neruda: "Vino color de día, vino color de noche, vino con pies de púrpura o sangre de topacio, vino, estrellado hijo de la tierra, vino, liso como una espada de oro, suave como un desordenado terciopelo, vino encaracolado y suspendido, amoroso, marino, nunca has cabido en una copa, en un canto, en un hombre, coral, gregario eres, y cuando menos, mutuo. A veces te nutres de recuerdos mortales, en tu ola vamos de tumba en tumba, picapedrero de sepulcro helado, y lloramos lágrimas transitorias, pero tu hermoso traje de primavera es diferente, el corazón sube a las ramas, el viento mueve el día, nada queda dentro de tu alma inmóvil. El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría, caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto".

Así que les deseo toda la felicidad con buen vino para este año nuevo, y que no olviden memorizar buenas sensaciones y buenos momentos.

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