Cómics

Smell like teen spirits

  • ¿Quién iba a suponer que aquel verano iba a cambiarle la vida a la protagonista de esta historia?

Detalle de la portada del cómic.

Detalle de la portada del cómic.

Y es que Elodie pen

só que el regalo que su madre secretamente le había preparado era la más envenenada de las sorpresas. Todo un verano, laaargo verano, trabajando como monitora en un campamento para niños…

No soportaba ni entendía a los críos, la mayoría de la gente la agobiaba y odiaba el campo y el bosque. Tan solo podía huir de todo y todos a través de los auriculares de su walkman, disfrutando de la música y las letras de sus grupos favoritos: Nirvana, Nine Inch Nails o Sonic Youth. Ellos eran la mejor medicina para el agobio existencial que 'padecía'.

En aquel momento no podía imaginar la peor de las torturas, pero ya no había marcha atrás.

Una vez en el lugar sus pensamientos se convirtieron en realidad. El sitio estaba regido por un tipo raro, un director que lo mismo te abrazaba que se ponía a emitir grititos histéricos. Todo un personaje.

Ni siquiera podía empatizar y hacer amistad con el resto de sus compañeros monitores, más bien todo lo contrario. La arisca Magalie la trataba como a una basura, poniéndole una zancadilla en cuanto podía; Bernier, con su comportamiento chulesco, machista y homófobo era lo más alejado a un amigo que ella podía imaginar; Massé, pese a sus buenas intenciones, no dejaba de ser un friqui…

Y solo quedaba Catherine, la perfección hecha muchacha, con la que no empezaría precisamente con muy buen pie.

Con un panorama así, el comienzo de aquel verano del 94 no era muy halagador, y menos aún cuando supo cuál era el grupo de niños que al que le tocó cuidar. Sus cabellos color fuego y los gritos con los que se comunicaban fue suficiente para entender que aquellas niñas hiperactivas iban a convertirse en una auténtica pesadilla a las que no podía quitar ojo de encima, ya que a la menos te esperaba, se originaba el caos más absoluto.

Pero ésta no fue, ni mucho menos, la gota que colmó el vaso de la sufrida protagonista, ya que aquel lugar, el inmenso bosque que rodeaba el lugar, tenía algo, una presencia que poco a poco se va a ir revelando en el relato, haciendo que se convierta en una auténtica obsesión para Elodie, que padecerá en sus huesos toda la presión que, sin comerlo ni beberlo, le ha caído encima.

Y será justo en ese momento cuando todo comience a cambiar, ya que la chica se dará cuenta de que no está rodeada de enemigos que tratan de hacerle la vida imposible. Bueno, al menos no todos…

Catherine se convertirá una inmensa ayuda, y logrará sacarla del pozo en el que se hunde, agotada y con una obsesión, descubrir que trama el histriónico director y, sobre todo, qué son esas extrañas luces que surgen del interior del espeso bosque.

En medio de toda esta situación, un sentimiento inesperado irá creciendo, abriéndose camino, y que cambiará del todo la vida de la joven.

Axelle Lenoir, la autora canadiense de este cómic, nos regala un acertado relato de ese época de nuestras vidas, la adolescencia, en la que una rebeldía ciega se manifiesta en la mayoría de nosotros, encarnada en la protagonista del relato, a la que mezcla en situaciones de lo más cotidiano, muchas de ellas con un tono humorístico y añadiendo a la sopa unos toques de misterio y fantasía que hacen que el resultado sea una obra dinámica, con un dibujo muy personal y que te va introduciendo poco a poco en una trama que te atrapa y de la que ya no puedes huir, atrapado entre sus viñetas, al igual que ese campamento hacia el cual Elodie sentía tanto odio pero que, al final del relato, se va a convertir en un lugar inolvidable para ella, que marcará su futuro y sus sentimientos.

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