Su producción regresa cada año con la llegada del frío, «como si de los Ferrero Rocher de Tomares se tratase». Son los bombones Cazamajour elaborados artesanalmente desde 1998 por el propietario y chef de la taberna El Salmorejo, Federico Cazamajour, para dar rienda suelta a su pasión por la repostería y el chocolate.

Y es que desde que inició su formación como cocinero en la Taberna Alabardero de Sevilla, Cazamajour siempre sintió una gran atracción por esta rama de la hostelería. Viajes formativos y laborales a Francia y Bélgica donde conoció a numerosos reposteros no hicieron más que avivar esta pasión que se materializó en bombones de distintas coberturas y rellenos, rocas y trufas. «Gustan bastante porque no tienen el sabor típico a praliné, sino que los hay de limoncello, tequilla, licor de guinda, café, ron miel o crema de orujo, entre otros. Utilizo tres coberturas diferentes: blanca, negra o café»

Además, el propietario de El Salmorejo también ha ideado otras delicias de chocolate especialmente diseñadas para el público infantil. Entre ellas destacan las rocas cubiertas de quicos y krispies, las tiras de naranjas, los bombones de avellanas y las trufas.

Los chocolates de Cazamajour que, según su creador «destacan por utilizar productos artesanales y de calidad en su elaboración y nada de azúcar añadido», pueden adquirirse en la misma Taberna El Salmorejo. Los bombones se venden en cajas individuales, medianas y grandes al precio de 6, 8 y 15 euros, respectivamente. Los dulces infantiles se comercializan en bolsas también de estos tres tamaños y se cotizan a 5, 7’5  y 8 euros.

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